Capítulo Nueve: Soy mejor que esa estúpida

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Saeran le había preparado a Nara un delicioso plato de Bibimbap, que consistía en una mezcla de arroz, verduras, carne y algunas salsas.

Tocó el timbre y se puso a repiquetear los dedos contra la fiambrera, nervioso.

La joven observó por la mirilla antes de abrir, entrecerrando los ojos al ver quién era. Dejó escapar un suspiro. ¿Acaso Saeyoung habría convencido a su hermano para que fuese a hablarle? Suponer aquello no le hacía ninguna gracia. No estaba dispuesta a perdonarlo con facilidad.

—¿Qué haces aquí? —la joven se quedó mirándole, hasta que bajó la vista a sus manos, percatándose de que llevaba una fiambrera con comida.

—Hola, sé que es pronto, pero... bueno, en primer lugar, ¿ya comiste? —alargó el brazo, ofreciéndole la comida. Se preocupó al notar que tenía los ojos hinchados de haber llorado—, es importante para que estés saludable.

—Gracias, no tenías porqué —aceptó el manjar, observándolo con preocupación. Temía que hubiese ido a visitarla por su hermano—, pasa.

El peliblanco entró en el apartamento. Lo primero que llamaba la atención era la claridad y los grandes ventanales. El blanco predominaba tanto en los muebles como en la pared. Era bastante espacioso, al menos así lo parecía por la escasez de cosas. En realidad, tenía un tamaño mediano.

El suelo era de parquet y nada más entrar estaba el comedor, con un sofá gris, una alfombra de pelo sintético blanca, una tele y una estantería de madera. También estaba la cocina de barra americana, fusionándose ambos en un espacio abierto. Lo más peculiar del lugar era un póster con la portada de la película 'Pesadilla antes de Navidad'. Decoraba el ambiente con plantas artificiales y velas con olor a vainilla que compró en una famosa tienda sueca.

La muchacha abrió el táper y preparó dos platos para que él también comiese. Los colocó sobre la encimera, sentándose en un taburete, y el de ojos verdes se puso en el de al lado.

—Oh, esa comida la hice para ti —remarcó el joven—, puedes comerte el resto por la noche, si no tienes mucha hambre.

—Prefiero que me acompañes —replicó, probando un poco—, está increíble, como todo lo que haces.

—Gracias, en realidad... no quiero meterme en lo que no me llaman, pero, ¿estás bien?

—No, no lo estoy —respondió casi en un murmullo, sin dejar de mirar su plato.

—No me gusta verte así. Siento que lo de antes fue un plan de Yuri —se adelantó—, tengo la impresión de que...

—¿Saeyoung te envió? —le cortó la bailarina, de forma tajante, clavando la vista en su mirada.

—No se trata de eso, vine porque estaba preocupado por ti.

—No tienes que preocuparte, de hecho, no deberías estar aquí.

—¿Por qué no? Somos amigos.

—Mira, ahora mismo no tengo ganas de hablar —respondió con desidia—, y menos cuando cada vez que te miro, lo veo a él, ¿comprendes?

—Lo... lo siento, solo deseo que las cosas vuelvan a la normalidad.

—Eso nunca pasará.

—Pero Nara...

—Se acostó con Yuri —remarcó—, tuvieron sexo el mismo día en el que nos besamos —esquivó su mirada, dejando escapar una lágrima, la cual se secó enseguida con el dedo.

—No creo que la situación sea como te piensas. Ellos siempre están discutiendo, incluso el otro día lo hicieron por un collar que Yuri le robó.

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