Capítulo Doce: Amistades peligrosas

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Saeyoung miró a Nara y le puso una mano en el hombro, acercándose a su oído para susurrarle.

—¿Podemos hablar a solas? —estaba preocupado por ese supuesto amigo, sin embargo, nada le importaba más que su salud. Había ido a trabajar, a pesar de las exigencias del médico.

Ella se rascó el lóbulo, observándolo con preocupación, y luego puso la vista en su amigo.

—Ahora venimos, Song —informó mientras tomaba al pelirrojo de la muñeca, llevándolo fuera de la sala, a un rincón del pasillo que estaba lejos de miradas indiscretas.

—Nara... —comenzó el hacker, que tenía el ceño fruncido.

Estaba molesto de que estuviese trabajando en esas condiciones, y eso la chica lo percibía, por ello pensó que era una buena idea acallarlo con un beso en los labios. Se colgó de golpe de su cuello, pillándolo por sorpresa.

A Saeyoung se le iban a salir los ojos de las órbitas, debido a la sorpresa. Pasado unos segundos, terminó por cerrarlos y olvidó por completo lo que le quería decir. Saboreó sus labios, dejándose llevar, y puso las manos en su cintura, aproximándola más a su cuerpo, como si quisiese eliminar todo ese espacio innecesario. No podía resistirse, era su debilidad y lo sabía bien. ¿Es que ni siquiera era capaz de enfadarse de forma correcta con la muchacha?

—No te enfades —susurró esta sobre sus labios, despegándose un poco para verlo con ojos de cachorrito.

El pelirrojo suspiró, apartándole el cabello de la cara.

'Es demasiado linda', pensó.

—¿Así que esta es tu táctica para que me olvide de las cosas? Eres buena —replicó con una media sonrisa.

La chica le sonrió de vuelta y acto seguido lo besó de nuevo, de forma breve.

—Dios, vas a matarme —el joven estaba con las mejillas ardiendo. Podría acostumbrarse muy rápido a esos gestos de cariño por parte de la morena.

Repasó su rostro con las manos, percibiendo en la mejilla derecha ese hoyuelo que tanto le gustaba, y no se pudo resistir a plantarle un tierno beso.

—Eres tan bonita.

En ese instante, mientras la observaba, se le pasó por la cabeza un fugaz pensamiento. ¿Nara ya habría utilizado esa estrategia antes? y... ¿con quién? Es decir, sabía como seducirlo a la perfección para que se olvidase de su enfado. Solo pensar en ella besando a alguien más... le provocaba una opresión en el pecho.

—Escucha, dejé a una bailarina encargada de la coreografía, así que no tienes de qué preocuparte, solo estaba supervisando —se justificó.

—Aún así, deberías descansar, ¿ya has pensado lo de venir a casa? déjame que te cuide, por favor, estoy preocupado por ti.

—Aún no lo sé —Nara albergaba muchas dudas. ¿Y si vivir con él terminaba de estropear lo que habían construido hasta ese momento? La joven tenía muchas manías y era muy terca. No estaba segura de que pudiese aguantarla, aunque fueran solo unas semanas. ¿Y si discutían mucho? Aún era muy pronto para la convivencia.

—Piénsalo —añadió, tomándola del mentón.

La chica asintió en respuesta.

—Oh, por cierto, voy a ir a comer con Song, se ha ofrecido a pagar y... ¿quieres venir? —Nara vio como Saeyoung torció la boca, mostrando un gesto de desagrado. Si no hubiera sido porque se presentó allí, el hacker ni tan siquiera se habría enterado de que comería con otro hombre. No quería parecer celoso, sin embargo, le era muy difícil disimular.

No es tan fácilWhere stories live. Discover now