Antojo

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—A dónde vas con ese plato de comida a estas horas de la madrugada —dijo mi padre.

—Es que tengo hambre...

—Ya no son horas de comer —mencionó él.

—Yo decido qué comer y a qué hora hacerlo... —respondí enfadado.

—¡Deja eso en la cocina y mejor duérmete! —gritó.

—¡No me digas lo que tengo que hacer! Por si no lo recuerdas, ¡tú estás muerto y yo ya no soy un niño!

Historias para pensar en la obscuridadWhere stories live. Discover now