Esposos

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Abrieron el vino especial para acompañar la exquisita cena que había preparado.

Sobre la mesa estaba una botella del mejor vino comprado especialmente para la ocasión. Todo había sido preparado con esmero y cuidando cada detalle.

Él la sorprendió con su postre favorito.

Rieron, se besaron y bailaron a la luz de las velas.

—Nunca me arrepentiré de haberme casado contigo —dijo el joven abrazando la cintura de su dama.

—Yo tampoco mi amor —respondió ella mientras acurrucaba su cabeza en los brazos de él.

El reloj dio la hora. Las 12 en punto de la noche.

Ella desapareció mientras los ojos de él dejaron escapar algunas lágrimas con recato.

Era Día de muertos y ella tenía que regresar.

Historias para pensar en la obscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora