El cantante dejó todo en el escenario. Con su potente y melodiosa voz deleitó a todos los presentes. Algunos lloraban de emoción, otros le lanzaban flores. Todos de pie lanzando elogios al artista. Había sido una exitosa presentación. El público se desgañitaba coreando sus canciones.
Al término del concierto, hubo aplausos sin parar. Todos, absolutamente todos, golpeaban sus palmas en honor al virtuoso cantor.
Genaro, el vigilante del teatro creyó escuchar ruido de aplausos y gritos en el escenario y lampara en mano se dirigió rápidamente hacia allá.
Al llegar, no encontró nada.
No encontró nada porque el teatro se había incendiado en los años cuarenta mientras se realizaba un concierto.
Todos murieron.
Cuando Genaro se retiraba del escenario, pisó algo. Era una flor blanca.
La tomó con cuidado y la llevó a la foto del cantante en la galería de la entrada.
—Otro buen espectáculo, ¿verdad? Que en paz descansen tu público y tú —dijo. Y que sigan disfrutando en el más allá.
KAMU SEDANG MEMBACA
Historias para pensar en la obscuridad
HororMuchas de estas historias no son reales...pero algunas tal vez sí. Eso lo decidirás tú.
