Agua para las flores

Eres hermoso

Tiene el pelo amarrado, pero algunos mechones se escapan ya que carecen del largo necesario para ser atados y así caen libremente, algunos sobre su rostro y otros sobre su cuello. La mano de la chica, al otro lado de la mesa, se levanta en el aire y frena a escasos centímetros del rostro del muchacho; es que tinta y café se han encontrado.

Él le mira con esos ojos negros enmarcados por pestañas que parecen salidas de un cuadro donde se ha tenido especial cuidado con cada pincelada, pestañas que la luz del sol ilumina haciéndolas brillar y, al momento en que aletean, le hacen a la muchacha pensar en las alas de una mariposa monarca. Se queda engancha a las mismas mientras en el aire flota una pregunta susurrada por esos ojos que todavía la miran con curiosidad y cierta diversión.

La joven sonríe y sus mejillas se tiñen de carmín, mientras su mano, que hasta hacia momentos se encontraba en el aire, aparta uno de los mechones negros para poder apreciar con mayor detenimiento esos ojos fascinantes y el sonrojo que ahora adorna deliciosamente el rostro del joven. Es un tono rosado que comienza a expandirse desde donde, accidental y suavemente las yemas de sus dedos rozaron la mejilla contraria; su sonrisa se vuelve más amplia al notar que, el joven de mirada de tinta, ahora parece un dulce y rosado melocotón.

El ahora melocotón, toma la mano de la chica en su mano y, tras entrelazar sus dedos, sencillamente sonríe; no hay necesidad de palabras. Es como si toda la cafetería hubiera desaparecido y el sol inundara el lugar junto a su aroma a primavera, dejándoles solos; ni siquiera queda la porción del pastel de chocolate y el café a medio terminar.

Ella pareciera brillar en mil colores, y en su pecho algo burbujea, aunque no sabe distinguir si es una frase o acaso la necesidad de besarle allí mismo. Lentamente, como si se encontraran flotando en el aire, acortan un poco la distancia como si estuvieran por contarse los secretos de un mundo del que nadie podría entender. Una frase sale de sus labios de la muchacha, labios con un toque de carmín.

—Eres hermoso —liberan los labios de la joven en un tono que perfuma el aire con aroma a jazmín. Y así, dentro de su propia burbuja, apartados del mundo, terminan por acortar la distancia para obtener un beso de sol con sabor a chocolate.