୨ৎ 16 Razones︙MiChaeng⋆

『♡22: Ternura, gomitas y pelotas de fútbol』

Una semana había pasado desde que ChaeYoung estuvo engripada y con constante fiebre, ahora volvía más sana que una manzana, como les había dicho a las demás al llegar el lunes que, por cierto, había sido un día muy atareado para ella ya que debía ponerse al tanto y presentar todas las evaluaciones que tenía pendiente.

Ahora era miércoles y ChaeYoung estaba sentada en las gradas escribiendo en una nota.

— Hola — Mina llegó a su lado con una pequeña bolsa en manos.

— ¡Unnie! — sonrió abrazando por los hombros a la peliamarillo — ¿Y las demás?

— En la cafetería — contestó mirando la bolsa en sus manos — Vienen en un momento. Yo me adelanté para darte esto —extendió la pequeña bolsa hacia la pelirosa que la tomó en manos curiosa de su contenido.

ChaeYoung relamió sus labios colocando la bolsita en sus piernas, metió sus manos en la bolsa y sacó otra bolsa más pequeña con un contenido colorido.

— ¡Gomitas! — chilló mirando el paquete de golosinas de todos los colores y formas — ¡Muchas gracias, unnie! — se abalanzó a la mayor rodeándolo con los brazos.

— No es nada... — contestó devolviendo el abrazo.

— La comeré en nuestra cita — dijo emocionada volviendo a su lugar — ¿A dónde iremos, unnie? —preguntó sacando solo una gomita del paquete para guardar las otras en su bolso.

—¿A dónde quieres ir? — preguntó colocando su mano en su mejilla mirando a la pelirosa probar la golosina.

Es ácida. Pensó Mina mirando las facciones de la otra contraerse en una mueca que le pareció tierna.

— ¡Es muy ácida! — dijo apretando sus ojos y terminando de masticar la gomita en su boca. Mina rió.

— Eres una ternura, ChaeYoung — dijo alto y claro. La pelirosa le miró con un sonrojo, luego sonrió mostrando sus hoyuelos.

—¡Cuidado! — escucharon un grito a sus espaldas, ChaeYoung volteó y miró un balón acercarse a el a gran velocidad, así que haciendo usos de sus reflejos se agachó.

— ¿¡No sabes apuntar!? — Mina gritó sobando su frente, justo en donde había golpeado el balón.

— ¡No lo explotes, por favor! — pidió, al parecer, el dueño del objeto subiendo las gradas. ChaeYoung subió su mirada y captó como la peliamarillo amenazaba con explotar el balón con una tijera mientras veía con el ceño fruncido al chico que se la había acercado.

— Aprende a apuntar — dijo arrojando el balón al pecho del chico que asintió y volvió a jugar.

— Ah, unnie... — ChaeYoung se acercó y pasó sus dedos por la frente del otro. Mina se quejó mirando hacia el campo — Ya pasara...— y dejó un tierno beso en la frente de la mayor.