¿Matar o morir?
Estas son las únicas opciones que existen en el mundo actualmente.
Se ha desarrollado un virus letal que ha infectado a millones de personas alrededor de todo el mundo, dando como consecuencia el tan pronunciado nombre de videojuego...
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■ NARRA TN ■
Abrí los ojos lentamente mientras soltaba un gran bostezo, tomé asiento en el borde de la cama y mire a mi alrededor.
¿Dónde estoy?
Dí un vistazo hacia abajo y pude darme cuenta que no tenía ninguna prenda de ropa encima.
¡¿Que demonios?!
Me aferre rápidamente a las suaves cobijas blancas de la cama y trague saliva mientras miraba todo de un lado a otro.
La habitación en la que me encontraba era bastante lujosa, tenía una chimenea en el fondo y una gran alfombra roja en el medio.
Los rayos del sol iluminaban el reluciente piso de madera oscura, pues sus ventanas eran amplias y brillantes.
-- ¿Estoy soñando? -- dije en voz baja.
La puerta de la habitación hizo clic y pude darme cuenta de inmediato que alguien se encontraba del otro lado.
Con los nervios de punta busque "algo" con la mirada para poder defenderme.
Una lámpara.
La puerta se abrió lentamente, dándome el tiempo exacto para poder ponerme en pie, tomé la lámpara con ambas manos y las cobijas que estaban sobre mi cayeron al suelo.
-- Vamos por el día dos.-- dijo un hombre suspirando, mientras empujaba la puerta con su pie.
Entró lentamente a la habitación con una bandeja entre las manos.
Era mi oportunidad.
Lancé rápidamente la lámpara lo más fuerte que pude y solté un gritó ahogado.
Para mi mala suerte la lámpara había caído en la pared, para finalmente hacerse pedazo en el suelo.
-- Me alegra saber que las viejas costumbres permanecer.-- dijo Jin mirando la lámpara destrozada.-- Y... Tienes mala puntería.-- declaró.
Me lleve una mano al pecho, me había asustado.
Jin dejó la bandeja con un pañuelo húmedo sobre la mesita que se encontraba a un lado de la ventana y me miró de arriba a abajo.
-- ¿Qué? -- pregunté.
-- Tuve que...-- dijo señalando mi cuerpo.-- Quitar tu ropa como la última vez.
-- ¿¡Que hiciste qué!? -- pregunté casi en forma de gritó.
De pronto sentí como mis mejillas comenzaban a ruborizarse, así que tomé las cobijas del suelo y me envolví con ellas nuevamente.
-- No tienes de que preocuparte.-- dijo Jin entre risas.-- simplemente no iba a dejarte con la ropa mojada durante dos días.
