Capítulo 5: No voy a poder ir

1.7K 61 35
                                    

El avión se detuvo por completo y transcurridos unos minutos, el piloto anunció que ya nos podíamos bajar. Al levantarme de mi asiento noté a la Feña un poco aproblemada: Los dos niños seguían durmiendo, además cada uno tenía su mochilita y era mucho para cargar ella y el Charles.

- Yo te ayudo - dije bajito para no despertarlos. Me acomodé mi mochila en la espalda y caminé hacia ellos. Extendí los brazos.

- Gracias, amorosa - respondió la Feña pasándome a la Maithe. La acomodé a horcajadas sobre mi cadera, y con mi mano libre agarré su mochilita.

El Renato se fue en brazos de su mamá, mientras que los muchachos se encargaron del resto del equipaje.

- ¿Estás segura que no quieres que te vayamos a dejar? - insistió la Feña afuera del aeropuerto cuando terminó de acomodar a los niños en el auto que los esperaba.

- No te preocupes - le sonreí, había sido súper simpática conmigo y no me quería aprovechar, nada que ver que me colara en su viaje familiar - prefiero tomar el autobús, así aprovecho de conocer.

- Bueno, pero tienes que salir a comer con nosotros un día, ¿cierto, amor? - miró al Charles.

- Sí, de hecho nos tenemos que juntar porque le voy a regalar una camiseta - señaló él - mañana a las 6 podría ser, ¿o no?

No sé en qué momento esto se había vuelto una situación normal, yo debería estar dando saltitos de emoción o corriendo una vuelta a la manzana, pero las últimas horas habían sido tan increíbles que esta conversación me parecía relajada.

- Sí, súper - dije despidiéndome con un beso en la mejilla de él y su esposa - ¿tú me escribes?

- Sí, ahí te mando la dirección de algún lugar bonito para que nos juntemos.

- Avísanos cuando llegues - añadió la Feña subiéndose al auto.

- Chao Erick - me acerqué tímida, era el único que no se había subido todavía y lo estaban esperado. ¿Debería darle un beso? En la cara si po.

Estiró su brazo como esperando a que me acercara para rodearme por la cintura. Lo hice y apoyé mi mano en su hombro atrayéndolo más hacia mí. Sentí que calzábamos perfecto.

Se inclinó un poco hacia mí. Me encantaba su altura, era como si me estuviera envolviendo con su cuerpo. Sentí el roce de sus labios en mi mejilla donde depositó un tímido beso.

- Que estés bien - habló por primera vez en mucho tiempo. Me sonrió mientras se subía al auto y yo me quedé ahí, pensando en lo mucho que me gustaba ese weon.

Llegué a mi hotel y me quedé raja hasta el medio día. Había dormido como 15 horas y seguía con la misma ropa de hace tres días. Revisé mi teléfono, tenía caleta de mensajes: la mayoría eran de la Javi que estaba furiosa porque no le había avisado que había llegado bien, otro era del Charles:

"Hola ____, ¿cómo dormiste?

Te envío la ubicación para que nos juntemos más tarde, la Feña eligió el lugar, a los niños les encanta"

¿Entonces era verdad todo? A ratos pensaba que, o lo había soñado, o el Charles me lo había dicho por compromiso nomás pero que no me iba a escribir nunca. Chucha, me tengo que bañar.

Yo había traído re poco equipaje porque tenía la idea de comprar hartos regalos aquí, entre mi ropa no tenía un "outfit por si un futbolista me invitaba a comer" así que habría que improvisar. Busqué en Google el nombre del restaurant para cachar cómo era, ¿te imaginai había que ir de gala? Pero la verdad es que parecía re piola en las fotos, así que me decidí por unos jeans rajados, una polera blanca y vans del mismo color.

Pulgarcita (Erick Pulgar y tú)Where stories live. Discover now