Capítulo 22: El capi

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Erick's POV

- Mi amor, cálmate – el Claudio se acercó corriendo y rodeó la cintura de la Carla.

- ¿Por qué todos me dicen lo mismo? – espeté - ¿qué es lo que me tiene que contar?

- Ven, vamos afuera – dijo el capi apartándome del grupo de gente, lo miré con extrañeza – yo te lo voy a contar todo.

Salimos al balcón y cerré la puerta tras de mí. Junto al click de la cerradura, encajaron en mi cabeza todas las piezas del puzzle.

- La tengo que ir a buscar – me desesperé – si la ____ está embarazada la tengo que ir a buscar.

- Erick, cálmate – me tomó por los hombros – escúchame.

Lo escuché respirar hondo, no se quien estaba más nervioso, si él o yo.

- La Pulga no está esperando guagüita.

- ¿Qué? – exclamé confundido. No, tenía que ser eso, sino no me lo explicaba.

- Es otra cosa – agregó.

- Ya po Claudio – su respuesta no me había tranquilizado - ¡habla, por la mierda!

- Después de que ustedes terminaron, la Pulga... la Pulga no lo ha estado pasando bien. Cuando apareciste en la tele con la Alicia, la ____ empezó a comer súper poquito, inventaba cualquier excusa, a veces nos decía que le dolía la guata, que andaba deprimida y no tenía ánimo de nada, y otras veces que lo hacía porque quería estar flaca para verse bonita. Ninguno de nosotros sabe cuál es la verdad. Las chiquillas dicen que esa fue su forma de distraerse, de pasar la penita... – hizo una pausa, noté que él también estaba preocupado – pero ya no sabemos hasta qué punto es capaz de llegar con tal de olvidarse de ti...

Entonces sentí que me faltó el aire y tuve que apoyarme en el balcón. Me pasé las manos por el pelo, furioso.

- Yo le hice eso – lloré.

- ¿Cómo? – preguntó él, seguramente no me había entendido.

- Yo le hice eso – repetí – ella está así por mi culpa.

Le di un golpe a la barandilla y escondí la cara entre mis manos. Sentí que apoyaba su mano en mi espalda.

- Yo no quería... - dije entrecortado por las lágrimas – yo tenía miedo, Capi, pero yo no quería hacerle daño.

- Flaquito... – intentó captar mi atención – Flaquito, mírame. ¿Erick?

Alcé la cabeza para dar la cara.

- Erick Pulgar – me sonrió de repente – te conozco desde tu primer día en la selección, ¿te acuerdas? Cuando llegaste eras súper tímido, no hablabas con nadie, solo querías entrenar y hacer tu trabajo bien. Yo sé lo mucho que amas el fútbol, es lo que te hace feliz, es tu sueño de cabro chico. Después nos contaste que algunas veces hasta tuviste que pasar hambre pero no importaba, tú ibas y te presentabas igual.

Me sequé las lágrimas. No entendía por qué el capi sacaba ese tema ahora.

- Y como te conozco – continuó – también sé que eres un buen niño. Eres nuestro Sopita, el que nunca sale a carretear, el que llama a la mamá en los camarines antes de salir... Tú no eres de los que anda con cualquier mina, mucho menos para hacer sufrir a tu ex, tú no eres así – insistió - ¿Qué fue lo que pasó, flaquito? ¿Por qué no me contai?

Entonces extendió los brazos para abrazarme y yo me dejé consolar igual que un niño chico.

Luego de unos minutos, ya más tranquilo, me paré firme frente a él. Hoy se iba a saber la verdad completa. Le conté todo lo que sabía y me ayudó a rellenar las cosas que no recordaba.

Pulgarcita (Erick Pulgar y tú)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें