IMPERIO 3.

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Como lo dije anteriormente, jamás me quedo más de lo necesario y no me importa si se molestan cuando me voy. Al final las llevó a un hotel. ¿Qué pueden esperar de ello? ¿Rosas y velas al llegar? ¿Una noche romántica? ¿Entrar al jacuzzi repleto de pétalos de rosas y hacer el amor? ¿Salir a la terraza de la habitación y hacer el amor bajo la luna y las estrellas? ¿Qué me quede a dormir?

Esas cosas no van conmigo.

Al ir a un hotel es obvio que no va a pasar, por eso vuelvo a tomar nota mental de dejar de meterme con niñas de dieciocho años. De hecho, las pocas mujeres que han tenido el placer de decir que han sido novias de Aidan Ivanova han sido de mi edad o máximo un año menores que yo.

No me gustan las mujeres mayores, pues sentiría que me estoy follando a mi mamá o a mi hermana y la verdad es algo que ni en mis peores pesadillas. Y menores, pues... son demasiado inmaduras, me aburren. No digo que yo sea el rey de la madurez, pero mucho más que ellas sí.

Algunas veces soy un poco más cínico y ni siquiera en un hotel, en mi auto e incluso en el baño de algún club — no es lo más cómodo — pero al menos es más fácil que les quede claro que no vamos llegar a más. Odio cuando una mujer se humilla suplicando a un hombre, prefiero que tengan dignidad, que sean orgullosas, necias, que me contradigan, básicamente que sean unas hijas de puta.

No necesito y mucho menos quiero a una mujer digamos; sumisa que haga todo lo que yo quiero, la verdad es que me aburriría demasiado. O sea, no quiero que me golpeen con un látigo y me esposen a la cama o a la pared, pero para todo hay niveles.

Y eso es algo que Hats tiene de sobra. Al inicio considerando que su experiencia sexual era inexistente si hacía mucho de lo que yo le decía y era muy extraño cuando me llevaba la contraria. Tuve que forzarla a que me dijera cuando algo la incomodaba. Ahora me arrepiento un poco, cree a una hija de puta en la cama y así como sé que me ama, también me ha puesto en mi lugar muchas veces. Hemos discutido demasiadas veces, gritado y casi lanzado el uno al otro por el balcón.

Como hombres — aunque sea el peor sexo — siempre nos vamos a correr sin importar si es placentero o no, si lo disfrutamos o no, siempre nos vamos a correr, aunque nos quede el mal sabor de boca. Y debo decir que no me gusta irme de un puto hotel si mínimo no las hago tener dos orgasmos, obvio algunas veces si me he ido antes y sobre todo cuando ni siquiera habían visto a un hombre desnudo. Me ha pasado dos veces y siento que me estoy follando a una monja.

— ¿En dónde estás? — Me grita Hats apenas respondo.

— Saliendo de un hotel después de haberme corrido dos veces, ¿Y tú? — Le suelto en tono burlón y grita molesta.

— ¡Hice de todo y tenía la puta polla más flácida que una puta gelatina! — Suelto una carcajada.

— ¿En dónde estás? — Reprimo otra carcajada.

— ¡En un puto hotel! Y para colmo se fue sin pagar la puta habitación. — No lo resisto más y comienzo a reírme. — ¡Te juró que estoy a nada de comenzar a masturbarme!

Con solo mirar a Hats es más que suficiente para tener una erección y sobre todo cuando se desnuda. Si dice que hizo de todo eso implica usar la boca y soy testigo fehaciente de que, si con las caderas hace maravillas, su boca es mucho mejor que el mismo paraíso. Yo le enseñe como usar esos lindos labios inyectados. Así que solo hay dos opciones: no le gustan las mujeres o tiene serios problemas para tener una erección.

— No te atrevas a tocarte. — Le advierto y conectó el celular a mi auto para poder hablar mientras conduzco. — Mándame tu ubicación.

No lo piensa dos veces pues unos segundos después me llega su ubicación y por suerte no estoy muy lejos. Le cuelgo para que no siga quejándose y sobre todo para hacerla enojar más. Cuando está molesta follar con Hats es mucho mejor.

AIDAN. (Imperio #3)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz