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Me encontraba aterrizando en Brooklyn junto con Maddie.

Convencerla fue todo un calvario pues insistía en que Doug se molestaría, iba a tener problemas, no se lo permitiría y demás, pero afortunadamente logré hacerla entrar en razón para que entienda que Doug es su marido, no su puto dueño, además que el estado de ánimo y temperamento del hombre no es su responsabilidad. No le debe nada, ni siquiera explicaciones para salir y mucho menos si se trataba de mí, su hermano.

Mis padres no confiaban en mí para todo esto de la despedida de soltero, pues es sabido que mis únicos amigos son Maddie y Bobby, quienes quizás no cuentan, por lo que les dije que viajaría a Brooklyn, donde tenía el plan de notificar a Eddie que estaba aquí en los Estados Unidos de América, una vez que el supiera que estoy aquí sería más fácil que con su avión presidencial me lleve a Washington donde reside en la preciada Casa Blanca, y de esa manera sería menos probable que mis padres se enterarán del contacto de Eddie, si es que los malditos periodistas no arruinaban todo.

Llegamos al hotel donde solo pasaríamos una noche, estando ahí fue muy incómodo, pero sin siquiera pedirlo nos ofrecieron la suite debido a que inmediatamente nos reconocieron como el príncipe y princesa del Reino Unido, aunque esto no era en todos lados, aún recuerdo muy bien un viaje que una vez hicimos a una playa mexicana donde el servicio no tuvo nada especial, cuando mi madre hizo la queja el gobierno mexicano le dijo que nuestros títulos no tenían ni una sola validez ante ellos a menos que estuviéramos en territorio de la embajada, lo cual recuerdo cómo le molestó a mi madre, sin embargo supongo fue de las primeras veces que me alegro no ser tratado como el príncipe Evan.

A veces simplemente me gustaría ser invisible, de esa forma no tendría que estar cuidando siempre mi imagen, no tendría problema con los paparazzis, no estaría siendo forzado a gobernar una tierra, pero más importante: podría amar a Eddie.

Subimos a nuestra habitación que tenía una vista demasiado hermosa a la ciudad, por lo que tome una foto para subirla a mis historias de Instagram y, como si fuera vigilado, el primero en verla fue mi padre, lo cual me alteró un poco al pensar que necesitaba encontrar una manera de engañarlo.

—Maddie... ¿cómo haré creer a papá que estoy en Brooklyn si no estoy en Brooklyn?

—No subas historias —dijo con una fruta de la ensalada que había pedido en la boca. Apuesto a que lo estaba disfrutando.

—Es muy fácil para ti decirlo, ya que no compartes tu vida, pero Maddie mi diario es Instagram —dije un poco más alterado.

Me lancé a la cama a pensar mientras veía el espejo en el techo. Seguro que es para los que tienen sexo, lo he visto en las películas porn... digo... digo... me han contado.

Cubrí mi rostro con mis manos, pues me frustraba saber que no todos mis planes salían bien, pero no me negaría a ver a Eddie, pues el había sido el propósito de mi viaje.

—Evan... y si salimos a tomar fotos?

—Maddie, por favor, no es momento, primero déjame pensar en que hacer

—Tomar fotos —insistió, pero con cierta molestia solo gruñí y rodé los ojos—. Evan, tomemos fotos para todos los días que estemos aquí y fingimos estar aquí mientras las vas subiendo poco a poco, pero lo que es con Eddie puede ir a close friends

Me levanté y miré a Maddie. En las películas es el momento en el que sonrió y digo: Maddie, eres una genio.

Sin embargo, me límite a sonreír y hacer una mochila con varios cambios de ropa para ir a hacer las fotos y grabar historias.

Visitamos distintas locaciones haciendome fotos que hagan creer que estoy pasando varios días en Brooklyn, todas con diferentes outfits, lo que teníamos por explorar en semanas lo hicimos en un día.

Mr. American & The Heartbreak Prince | fanfic buddie [AU]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant