01. Leila: de regreso a casa

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L E I L A

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L E I L A

Repito incrédula ante su respuesta.

—¿Siete minutos en el cielo? ¿No se te ocurrió algo mejor?

—Es eso o la otra opción—se encoge de hombros, mientras me brinda una sonrisa para nada sincera ni mucho menos real.

—¿Enserio con mis mejores amigos? ¿No querías más?—ironizo.

Lo pienso por un momento, mi opción más viable es salir huyendo de la casa de Alex, pero para mi sorpresa mi hermano no está en casa y no tengo forma de entrar a casa, además en mis planes no está darle el gusto a ella de verme huir de una situación así.

—¿Entonces? ¿Qué decidiste?— pregunta a la vez que levanta una ceja y con una sonrisa maliciosa en su rostro.

—Decidí que...

Una semana antes.

Viernes 13 de agosto
01: 36 am

—¿Qué? ¿Es enserio? Pues voy de una vez, estoy muy feliz por volver.

Mis ganas de despertarme y de dejar aquella habitación, en un día cualquiera, son completamente nulas, así como mis oportunidades de conocer al cast de Marvel.

Pero hoy es diferente, quien diría que estoy aquí por una razón absurda, bueno, en realidad no es absurda, supongo que todo pasa por algo.

Si de algo estoy segura en estos momentos es que me siento un poco mejor que antes.

Ahora sé que debo dejar esta habitación, pero en verdad no quiero hacerlo. Solo puedo ver a quien estaba a mi lado hace unos momentos, un chico.

Un chico que está completamente dormido, de tan solo verlo, me quedo completamente hipnotizada, no solo puedo percatarme del cansancio en su rostro sino de la belleza y simetría de este. El hecho de verlo me comienza a llenar de dudas ¿Debería despertarlo o no?; si lo despierto, tendré que darle explicaciones y decirle que por fin volveré y si no lo hago quizás se enoje.

Así que me limite a dejarle una pequeña nota con mi usuario de Instagram y mi número. Cosa que se me hace extraño no haber intercambiado desde que nos conocimos. Supongo que olvidas esas cosas cuando la pasas bien con otras personas.

Llegué a la recepción, ya con mi maleta en manos y mi mochila sobre mis hombros, hasta que veo una cara conocida—Tere, mi asesora académica—a lo que procedí a comentarle la razón de mi ida ya que me regresaría una semana antes de lo previsto. Tras contarle la situación, Tere me brinda un abrazo sincero.

—El estará bien, tranquila, si verá tu nota ¿Regresarás en invierno? —cuestionó ella.

—Espero y sea así, no sé si me perdone por no despertarlo, sé que nos conocimos apenas y solo espero que no me odie, yo lo considero un gran amigo—mencione preocupada—. Con el tema de regresar, no lo sé, tal vez y regrese con bueno ya sabes.

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