11. No tengo pruebas, pero tampoco dudas.

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A L E X

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A L E X

Esta bien, lo admito, mi mente se dejo llevar cuando Leila había hecho semejante propuesta.

Aunque si ella quisiera, yo no me quejo.

¿Alex?

¿Conciencia?

Pero no fue el caso, afortunadamente. Ella en realidad quería ver una película y por mi estaba bien, cuando se decidió por ver Harry Potter fue lo mejor ya que habían pasado años en los que tanto Leo, Alissa y yo habíamos tratado de convencerla para hacer un maratón.

Y por fin lo había logrado, había logrado que Leila Allen aceptara un maratón de Harry Potter, lastima que me quede muy dormido.

Demasiado dormido en su habitación, al despertar me altere demasiado ya que apenas estaba asimilando lo del día anterior.

Había vuelto a mi casa y me había cambiado y bañado cuando Leo me había mandado un mensaje de texto afirmando que vendría por mi. Grave error. A pesar de que Leo dice las cosas como en broma, muchas veces no lo son.

—Muchas gracias por dejarme dormir ayer en tu casa—le agradecía a Leila aunque ella se notaba un poco pensante.

Espero no ser de las personas que roncan.

—No hay de que, para eso estamos los amigos.

Amigos. Dije muy para mi. Tal vez y ahora estemos bien y hemos dejado a un lado las diferencias.

Espero y así sea, después de lo que me dijo en la cafetería, estoy muy seguro que nuestra amistad será la misma que antes e incluso mejor.

—Hola Leila ¿Será que me pueda llevar a Alex conmigo esta vez?—había llegado Leo tanto como lo había prometido en el dichoso mensaje.

Di que no, di que no, di que no.

—Todo tuyo—mierda—. ¿Y Alissa?—gracias, Leila, por dejarme morir solo.

Bien decía mi mamá, no hay amigos, solo conocidos.

—Anda Alex, que Charlie no se hace más joven esperando—decía mientras abría la puerta trasera de la camioneta.

—No seas grosero, Leo—dije al subir para saludar con la mano a Carlos, el chofer de su familia, quien me devolvió el gesto amablemente.

—No lo soy pero tú si lo eres.

—¿Yo?

—Si, tú ¿dónde estabas ayer?

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