Besen a su verdadero amor

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[Primer y último Disclaimer]

Si tuviera MLB, me hubiera gustado que Félix y Marinette PV estuvieran en el show. Me gusta el Félix Graham de Vanily pero... no es Félix.

Escribo lo mejor que puedo las personalidades de los personajes reaccionando a los conflictos a los que los someto, así que espero que les gusten estos escritos.


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—Besen a su verdadero amor —cantaba el nuevo akuma, con una voz melosa y chillona—: bésenlo —Blandiendo su cetro dorado aquí y allá, provocaba que las personas que recibieran el rayo rosa que lanzaba, se aventuraran a buscar a su verdadero amor como si este tuviera un chip o algo que los atrajera hacia el lugar en dónde estaban.

Habían ocasiones en las que las parejas de enamorados se besaban sin problemas y ambas partes sonreían encantados, y otras en las que uno de los dos se desprendía de los acogedores brazos del otro y se lanzaba a abrazar y besar a alguien más, dejando con el corazón roto a ese otro hasta que el rayo también lo alcanzaba.

Al enterarse de la presencia de este akuma, Bridgette salió corriendo de su salón de clases sin molestarse en excusarse. Suponía que sus compañeros deducirían que estaba bajo la influencia del akuma del día, aunque aún no sabía qué hacía... Después idearía una excusa.

Por lo tanto buscó un lugar cercano para esconderse. Y como fue el turno de la biblioteca, allí fue, con la esperanza de que nadie la viera entrar.

Tras una de las estanterías más alejadas de la entrada, la de azabaches cabellos dejó que su kwami saliera.

Sin embargo, antes siquiera de que pudiera pronunciar las palabras, vislumbró, incrédula, que un rayo rosa alcanzaba a Tikki, causando que ella quedara suspendida en el aire por unos segundos, como si sus sentidos extraordinarios buscaran algo, y se alejó, tan fugazmente que sus azules ojos no lograron captar en qué dirección se había ido su amiga.

—Buscá la manera de ser útil, sé útil, ¡sé útil! —murmuró en un balbuceo casi inentendible: no podía quedarse quieta mientras un akuma daba vueltas y afectaba hasta a su kwami.

Y como si el universo amara a Bridgette, esta salió de sus cavilaciones y posó sus ojos en un recién llegado Félix, que jadeaba levemente y se apoyaba en una estantería.

¿Había decidido refugiarse en la biblioteca?

¡Pero claro! Si esta tenía lo suficiente para que alguien como él se entretuviera mientras los héroes salvaban el día... ¡Y Bridgette podría protegerlo!

No lo haría solo por que fuera Félix, sino por que al akuma se le había ocurrido atacar cerca de dónde se encontraba y la azabache aún conservaba en su forma civil algunos reflejos que tenía cuando era Ladybug.

Con esa idea convirtiéndose en su principal pensamiento, la chica se apresuró con decisión en dirección hacia el rubio, esperando que no se fuera apenas la viera. Pero para su suerte, él solo la miró con confusión, de seguro habiendo decidido que su compañía podía ser más agradable que la del akuma... o solo planeaba usarla de escudo.

Antes de poder formular una frase ingeniosa, Bridgette tuvo que abalanzarse sobre Félix para sacarlo de la vista del akuma, cuyo rayo había pasado rozando la cabeza de ambos chicos tendidos en el suelo de la biblioteca casi vacía.

Y así, los héroes en sus formas civiles se la pasaron huyendo del villano del día, con Bridgette manteniendo un agarre firme en la mano de Félix al mismo tiempo que buscaba a Tikki y soltaba palabras coincidentemente antes de que Félix pudiera decir algo.

—Ya está —jadeó la chica, apoyándose en el rubio.

Luego de media hora de huída, al fin habían perdido de vista al villano y al fin Félix tenía la oportunidad de abrir la boca por el que la azabache respirara pesadamente.

—No la encuentro, no la encuentro —Una vez más, solo Bridgette pudo hablar y Félix solo podía suspirar, casi triste.

Al último segundo, decidió no hablar: decidió expresarse, simplemente agarrando la nuca de la azabache y atrayéndola en un beso necesitado.

¿Qué más daba que el amor verdadero de Bridgette fuera alguien más a quien no encontraba?, ¿qué más daba que ella impidiera sin saberlo que la besara como el akuma se lo ordenara?

Después de tantos intentos, la obsesión empujada a sus pensamientos incluso había llegado hasta la parte de él que no estaba afectada por el akuma y que no dejaba de negarse a sí mismo que Bridgette, la chica que lo molestaba a diario, era su verdadero amor.

Ella, por su parte, se tornó de un tono rojo tomate y sintió su cuerpo temblar como nunca lo había hecho, correspondiéndole a su amado.

Ninguno de los dos sabía que sus kwamis se hallaban acurrucados en la mochila del rubio, durmiendo uno sobre el otro y sonriendo en sueños.

Coleccion de FeligetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora