No quiero corresponderte

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Él creía que con un "no" lograría ahuyentarla, que con una actitud distante y enfadada ya no tendría que ver a esa chica de cabellos azabaches, actitud segura, curiosa y descarada que había capturado su corazón desde el primer instante.

Pero Bridgette era tan terca, tan decidida a lograr sus objetivos. Y enamorar a Félix era uno de los suyos.

No obstante no quería ser lo suficientemente cruel y mordaz para lastimarla con sus dagas llamadas palabras, una parte de él anhelaba continuar encontrándosela a pesar de que debería estar enamorado de Ladybug, planeando su siguiente táctica para conquistarla, conseguir un beso, y así librarse del anillo que más que ser un regalo le perjudicaba la vida e impedía que en él hubiera un atisbo de motivación y optimismo para vivirla sin temer a la mala suerte.

Un día Bridgette se había aproximado, diferente, e igualmente decidida y sonriente como las ocasiones anteriores. Aunque entrelazando sus manos hacia atrás, observó.

-No entiendo, Félix -soltó sin más, antes de que diera media vuelta y caminara hacia la biblioteca, esperando para sus adentros que la azabache le siguiera-. ¿Por qué siempre me ignorás?

El agarre que tenía sobre una de las correas de su mochila se aflojó. Sus ojos se desviaron un minuto hacia el techo...

Y dudó.

Él mismo intentaba hallar una respuesta concreta que quizá significara la rendición de Bridgette o la reanudación de las invitaciones a salidas a las que Félix, literalmente, les daba la espalda o ignoraba.

No era capaz de mentirle, pero tampoco quería corresponder abiertamente a la chica que realmente amaba.

Ladybug... La quería, le había agarrado cariño, pero le incomodaba recitar poesía y hacer chistes de vez en cuando, y declarársele cada vez que derrotaban a un akuma con la esperanza de que dijera que sí, que sí lo amaba, que sí le daba una oportunidad... y un beso.

-Yo -El rubio bajó la cabeza al mismo tiempo que la azabache alzaba más la suya, atenta y a la expectativa: era la primera vez que Félix le dirigía la palabra-, no quiero...

Y Bridgette bajó la mirada, apenada.

-No quiero corresponderte -susurró con los ojos cerrados.

Coleccion de FeligetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora