🔹64🔹

2.7K 328 94
                                    

¿Cómo explicar la maravillosa noche que pasamos cuando Jimin regresa de Seúl? Apareció en la puerta de mi casa en plena madrugada y nos fundimos en un empalagoso abrazo. Como se hizo tarde le había dicho que no hacía falta que viniera, que debía estar cansado y podía ir a su casa a dormir. Podíamos pasar la cita para otro día. Pero no me hizo caso. Apenas volvió a Busan, se vino directo a mi casa.

Obviamente lo llevé a mi cuarto. Me contó de nuevo, esta vez en persona, todo lo que le pasó en su viaje y yo juro que podría escucharlo relatar todo con esa carita de felicidad por horas y horas. Nunca lo vi tan entusiasmado. Le brillaban los ojitos. Y deseo siempre poder verlo así. 

De todos modos, charlar no fue lo único que hicimos. Es inevitable. Cuando uno está feliz quiere expresarlo. Y nosotros no nos resistimos a hacerlo. Empezamos con los mejores besos del mundo y terminamos haciéndolo nuevamente. Tuvimos nuestra segunda vez. Fue diferente de la primera porque ya no estábamos tan nerviosos y porque tuvimos que ser bastante silenciosos también para no despertar a mi familia. Igual la pasamos increíble. No nos arrepentimos de nada.

Ahora ya han pasado los días. Una nueva semana empezó. Todos hemos estado ocupados estudiando y rindiendo nuestros últimos exámenes. Se siente la melancolía en el ambiente. Pues literalmente son los últimos exámenes de secundaria de nuestras vidas. Eso te da felicidad pero no puedes evitar sentir nostalgia tampoco. Terminar una etapa te hace sentir cosas.

Otra cosa importante que pasó esta semana es que finalmente me inscribí en la escuela de danza que habíamos visto con mi madre. Empiezo en dos meses pero papá ya pagó todo un año por adelantado. Casi me caigo de la silla cuando me contó. Todo está tomando su lugar de una manera increíble. Aunque papá todavía no me ha visto bailar en persona. Me pregunto si en algún momento querrá hacerlo. Sé que accedió a pagar mis estudios pero tampoco olvido que hubiera preferido que escoja otra cosa para mi vida. 

También estos días hemos retomado los ensayos con Seven. Queremos terminar la coreo nueva que habíamos empezado antes de romperme la cabeza. Sin truco, no se preocupen. Y la verdad está quedando genial. Aún nos falta practicar mucho pero queremos apurarnos porque vamos a hacer un show de fin de año en la escuela, y queremos preparar otra canción más. 

Esto es importante para nosotros porque sabemos que luego de eso Jimin se irá a vivir a Seúl. Tanto Yeji como Hyunjin se graduarán también y ya se inscribieron en las universidades que querían. En el grupo en la escuela solo quedarán los peques para continuar con el legado de Seven un año más. Ellos están tristes por vernos partir y por eso queremos hacer este show, como recuerdo, para la escuela, para todos, para que no nos olviden.

Será increíble, van a ver.

No obstante, no pienso en los ensayos el día de hoy. Y es que hoy ya es miércoles. Me despierto y tardo en darme cuenta. Es mi día. Es mi cumpleaños.

Mierda, ya tengo 18. Me levanto y me miro al espejo. Me observo el cuerpo como si me hubiera cambiado algo de un día para otro. Nada, todo sigue igual. Sigo siendo el mismo chico de siempre. El mismo chico que hace poco aprendió a ser feliz. Sonrío. Me pongo el uniforme de la escuela y bajo, no sin antes revisar primero mi celular.

Pero...ni un mensaje. Ni de mis amigos, ni del grupo de Seven. Ni de Jimin. Ni Seokjin ni Yoongi. Nada. Literalmente nada.

Es extraño. ¿No tendré señal? 

En la cocina ya están todos. Parece una mañana normal como cualquier otra.

— Buen día, hijo — me saluda mamá. — ¿Café?

— Uh, no, gracias. Buen día — saludo a todos y tomo asiento.

Espero un poco. Los miro. Nadie dice nada. Pero, ¿qué mierda les pasa? ¿Me van a decir que lo olvidaron? 

Chico promedio - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora