CAPÍTULO VEINTITRÉS

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Unidos.

Dione

-¡Nicholas! -el idiota no responde- ¡Nicholas Maxwell!

Salgo del baño y lo veo dormido. Como estoy tan estresada, busco un vaso y regreso al baño para llenarlo justo de agua fría en el lavamanos.

Voy a pasos rápidos y le lanzo el agua en todo el cuerpo, incluyendo su hermoso rostro.

-¡Despierta, joder! -lloriqueo y dejo el vaso en la encimera.

Él dio un breve respingo que hasta cayó de culo al suelo, se quita toda el agua de la cara y me mira demasiado molesto.

-¿Pero qué carajos te sucede? -se levanta, me hace un lado y busca una toalla- ¡Deja de hacer eso!

-¡A mí no me grites, qué me pongo sensible!

Él inhala y exhala varias veces, lo ha hecho seguido cada vez que lo saco de sus casillas.

-Ahora, ¿me puedes decir por qué me levantaste de esa manera? -se quita su camiseta mojada y la lanza al cesto.

-Porque tengo miedo.

-¿Miedo de qué? -se cruza de brazos y sus músculos se contraen.

Mi labio tiembla y mis ojos se vuelven a humedecer. Comienzo a llorar por tercera vez en el transcurso de la mañana y mi esposo se queda estático en su lugar, creo que todavía no se acostumbra a mis decaídas.

-De que... -sollozo- de que mi hijo no me quiera -susurro en voz baja, pero él lo escucha-. De no saber ser madre, no poder educarlo o hacerlo feliz... de eso tengo miedo, Nicholas.

Mi esposo va rápidamente hacia mí y quita mis lágrimas con sus nudillos.

-Mira, nadie es experto cuando es padre o madre por primera vez. Esto es algo nuevo, en lo que vamos a pasar ambos, preciosa -junta su frente con la mía-. Tranquila, todo estará bien, nuestro hijo te va a amar muchísimo, porque sé que serás una madre ejemplar.

Sonrío a medias.

-¿Me das un abrazo?

-Los que quieras, piraña.

Mi cenutrio tan hermoso e idiota. No he adorado a nadie en mi vida como lo adoro a él. Sé que nunca ha sido una persona de demostrar cariño, pero siempre ha hecho el mínimo esfuerzo de demostrarme lo mucho que me ama, y es algo de lo que siempre estaré altamente agradecida.

-Te amo -suspiro con tranquilidad-. Gracias, por siempre estar para mí y soportar mis estúpidos berrinches.

-No es un estúpido berrinche si te afecta -ríe por lo bajo-. Y si es necesario, puedes echarme millones de vasos de agua, aunque me moleste al principio, sabes que al final
te consolaré y te cuidaré.

Asiento, creyendo todas sus palabras. Siempre cumple con lo que promete.

-También tengo miedo porque hoy sabremos el sexo de nuestro bebé.

-No te preocupes, yo también me estoy cagando en los pantalones del miedo.

Suelto una risotada y me separo de él para darle un manotazo en el hombro.

El futuro Heredero✔️  (BORRADOR).Where stories live. Discover now