26. reflexiones

2.1K 195 7
                                    

El Expreso de Hogwarts entró en la estación de Hogsmeade y pronto todos los estudiantes estuvieron listos para regresar a sus rutinas escolares.

De camino a los carruajes que los llevarían al castillo, Louise se sintió inquieta. Fred caminaba a su lado, y aunque ya estaban acostumbrados a tomarse de la mano, esta vez ambos se sentían particularmente tímidos al respecto. Caminaron con los brazos tocándose hasta que Louise sintió el suave roce de los dedos de Fred en su palma y por fin extendió la mano para recibir la suya. Al final del día, ninguno de los dos sabía quién le había tomado la mano a quién, pero poco les importaba.

Había un renovado sentimiento que se removía entre ellos. La mano de Fred se sentía cálida en la suya y a Louise le subía calor al rostro cada vez que pensaba en ello.

Fred la ayudó a subir al carruaje y se sentó junto a ella, con Hope y George frente a ellos. Guardaron silencio mientras sus acompañantes discutían los planes que tenían para la próxima visita a Hogsmeade, y sin saberlo, ambos estaban pensando en lo mismo.

¿Qué harían ahora?

Louise no podía sacarse las palabras de su madrina de la cabeza. No podía entender cómo había ocurrido. Hace un mes creía firmemente en el Ministerio, en que hacían lo correcto y decían la verdad. Ahora le pedían espiar a sus compañeros.

Eso definitivamente no estaba bien.

Miró el camino a su lado, sintiéndose desamparada mientras pensaba en otra cosa.

Si el Ministerio mentía, eso significaba que Harry Potter decía la verdad. Y si Harry Potter decía la verdad, eso significaba que el Innombrable estaba vivo.

Le bajó un escalofrío por la espalda y antes de darse cuenta, estaba apoyada contra Fred, resguardándose de la brisa que corría junto a ellos.

Por encima de todo aquello, estaba Fred. Trató de ignorar su brazo pasando al rededor de ella y sosteniéndola contra su cuerpo, pero la tentación fue más fuerte y Louise le tomó la mano. Era ridículamente natural. No entendía cuándo habían cogido tanta confianza.

Era como si el afecto hubiese estado todo el tiempo ahí, esperando que lo liberaran.

Había una vocecilla molesta en el fondo de su mente que le decía que se acercaba a terreno peligroso. Umbridge le respiraba en la nuca y Louise sabía que sería mucho más fácil terminar todo esto en seco.

¿Entonces por qué no lo hacía?

Louise trató de negarlo todo lo que pudo, pero la verdad era que el trato ya no le interesaba. Oliver había pasado de ocupar sus pensamientos cada minuto libre a quedar olvidado en el fondo de su mente como algo que, viéndolo bien, jamás tuvo mucho sentido.

Si no terminaba las cosas con Fred era porque no quería, porque tuvo que afrontar, en la oscuridad de su habitación, que él era en lo que pensaba ahora.

Se sonrojó de tan solo pensar qué diría Fred si le confesaba que él era su nueva fantasía. Que se había descubierto pensando en él cuando estaba a solas. Que el recuerdo de sus labios y sus manos sobre ella era lo que usaba para liberar tensión por las noches.

Fred no estaba muy lejos en sus pensamientos. La conversación con su padre se repetía en su mente, pensando que había hecho una promesa que no quería cumplir, y de la cual no sabía cómo librarse.

Miró a Louise, apoyada contra su pecho tal como lo había imaginado cuando tenía catorce años y la miraba desde el fondo del salón, ignorando a cualquier profesor que estuviera delante. El mundo era un desastre, y no había luces de que nada fuera a mejorar pronto, pero Louise estaba en sus brazos, su hermano estaba con él, feliz y hablando animadamente con su novia, y Fred sintió una angustiante presión en el pecho al pensar que iba a perder todo aquello en cualquier segundo.

llámalo como quieras - fred weasley fanfictionWhere stories live. Discover now