llámalo como quieras - fred weasley fanfiction

67. manos al fuego

Lo primero que sintió Louise fue que la sangre le ardía dentro del cuerpo.

No era una exageración. Cuando puso un pie en la oficina de Dolores, su cuerpo se dobló sobre sí mismo y sintió que cada centímetro de sí quería explotar.

"Niñata malagradecida" siseó su madrina. "¿Cómo te atreviste a mentirme?"

Louise la miró a través de la cortina de cabello que le caía sobre la cara. La mujer frente a ella estaba al otro lado del escritorio, pero su varita la apuntaba tan amenazante como su mirada.

"¡Habla!" la urgió con las fosas nasales dilatadas. "¡Dímelo! ¿Qué te dijo el muchacho Weasley? ¡Ya deja de mentir!"

La apuntó de nuevo y Louise no tuvo que escuchar nada para saber que la estaba castigando con el cruciatus. Supuso que incluso los vínculos familiares tenían un límite.

"No–"

"¡Quiero la verdad!" insistió golpeándola de nuevo con el maleficio y Louise gritó en el suelo. "¡No quiero protestas! ¡Quiero a Harry Potter!"

Louise abrió un ojo y recorrió el salón. Habían muchos sobres y pergaminos con el logo del Ministerio amontonados sobre una mesita en el rincón.

Dolores estaba en aprietos.

"Yo no–"

"¡Ya te dije que quiero respuestas!" la interrumpió. "¡Ahora siéntate!"

Louise no necesitó oírlo dos veces, porque incluso con su cuerpo agotado y torturado, sus extremidades no eran suyas. Sus piernas se incorporaron y se dejó caer sobre la butaca frente al escritorio como viviendo un sueño.

"Bebe, Louise. Esta vez de verdad"

Su mano se llevó la taza de té a la boca y se la tragó de un sorbo, quemándose la garganta y la lengua.

Estaba pasando. No tenía escapatoria.

"Dime" dijo Dolores inclinándose sobre el escritorio de madera. "¿Qué está tramando Harry Potter?"

"Está enseñando defensa"

Se mordió la lengua y aún así las palabras salieron solas. Su madrina curvó los labios en una siniestra sonrisa.

"¿Defensa? ¿A quién?"

"A todos" dijo sin poder detenerse. Se mordió los labios y sintió que se sacaba sangre, pero no podía contenerlo mucho tiempo.

"¿Todos quiénes?" insistió.

"A los estudiantes" aclaró y sintió lágrimas cayendo por sus mejillas. Le escocían los ojos y le quemaban la piel sin que entendiera por qué. "A los que quieran aprender"

"Cuántos, Louise"

"Cerca de cincuenta"

"¡Cincuenta!" repitió Dolores y hubo un cierto regocijo en su tono. "Ese delincuente... ¿Dónde se reúnen, Louise?"

Louise podría haberse mordido el labio hasta perforarlo al otro lado, pero nada le habría impedido de responder al final del día.

"En la Sala de Menesteres"

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Fred corrió hasta más no poder. Hope y George le seguían los talones, y los tres se detuvieron en el recoveco de las frutas bailarinas a ver si venía alguien.

"¿Qué creen que haya ocurrido?" preguntó la rubia.

"¿A caso no es obvio?" preguntó Fred. "Alguien nos delató"