Capítulo 28.

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Brigitte.

Sentía cómo se hundía en el lodo, el oxígeno la abandonaba. ¿De verdad iba a morir así?

«—Querida Brigitte, solo déjate llevar. Te necesito a ti y a Percy vivos, no los voy a lastimar por ahora.»

Su corazón palpitó fuertemente. Gaia la quería a ella y a Percy vivos para usarlos en sus horrorosos planes. No podía permitirlo. Estaba desesperada. Sentía como Percy aflojaba el agarre en su mano.

No iba a dejar que Percy muriera.

«—Vamos niña, tu destino es servirme, destruir cada cosa que tocas ¿acaso eso no es el amor? Una fuerza que causa dolor y miseria, el motivo principal de todas las guerras causadas por el orgullo, el amor desmedido a uno mismo.»

«—No... no sabes nada. El amor puede ser todo eso, pero también es maravilloso... crea cosas fantásticas... no lo sabrías, por supuesto, tú no amas a nadie.»

«—¿Esas no son cosas que te dijo tu madre? ¿Amar te salvará? Un consejo inútil, en mi opinión. ¿Qué ha hecho tu madre por ti? Darte esta maldición, apartarte de tu padre y no estar en los momentos donde más la necesitaste, solo aconsejándote que debes amar.»

«—Cállate —pensó—. Tú no eres mejor que ella. Solo quieres manipularme, destruirlo todo para sembrar caos.»

«—Pero no te miento, es la diferencia, pequeña Leclair. Yo no he dicho nunca que te quiera, pero te dejo sufrir como Venus, yo siempre he sido honesta, serás mi peón.»

¿Peón de Gaia?

Pensarlo ya le quitaba el poco oxígeno que ya tenía. Le daba náuseas. Nunca podría aliarse con Gaia, jamás. Ella era todo lo que Brigitte odiaba, engaños, crueldad, destrucción... pero ella misma también era eso.

Algo dio un tirón en su estómago y una luz rosa comenzó a envolverla. A diferencia de otras veces, el ardor no estuvo presente, si no una fuerza increíble que la hacía sentirse invencible.

«—Vas a arrepentirte de estar en mi contra —advirtió la somnolienta voz de Gaia—. Vivirás penurias y morirás.»

«—De cualquier modo tengo que morir, pero no será en tus términos.»

Brigitte no supo de dónde sacó la valentía. Quizá el hecho que iba a morir, tal vez porque sentía como Percy se alejaba de ella más y más. O solo estaba harta de Gaia.

Hubo una explosión y ambos chicos salieron volando hasta caer con dureza en el césped. Ambos comenzaron a toser mientras sus amigos se acercaban.

—¡Oh, dioses! ¡Oh, dioses! ¡Oh, dioses! ¡No vuelvan a hacer algo así, NUNCA!

Brigitte pudo enfocar la vista. Frank parecía francamente a punto de sufrir un paro cardiaco. Hazel parecía desorientada, como si hubiera caído en trance.

—¡Estaban tanto tiempo enterrados y Hazel cayó inconsciente! —Exclamó—. ¡No supe que hacer!

Arrastró a Hazel hacia los chicos que habían sido enterrados en barro y los abrazó a los tres casi ahogándolos. Si la tierra no les quitaba la vida, Frank de seguro lo hacía.

—No puedo... respirar—dijo, con un hilo de voz.

—¡Lo siento! —Frank sacó un paño de la mochila y comenzó a tratar de limpiarles a todos las caras y darles aire.

Finalmente luego de calmar un poco a un nervioso Frank, caminaron hasta quedar a un lado de la carretera donde se cambiaron y limpiaron con las ropas en la mochila, o tanto como pudieron.

Hazel les contó la visión que tuvo de Gaia lo cual indicaba el inmenso poder de la diosa para mantener una charla con dos personas distintas sin enredarse. Le había ofrecido una vida falsa y le había dicho que había capturado a Nico.

Su sangre se heló al ír eso. ¿Acaso Gaia no tenía mejores cosas que hacer que andar atacando a los semidioses inocentes?

Brigitte no podía sentir sus manos, que estaban rojas, pero no quemadas. Era raro, pero no había heridas, era como estar cerca del calor que la enrojecía, pero no necesariamente le producía dolor. ¿qué significaba eso?

Percy agarró sus hombros. Sus labios eran azules. Pero su mirada la hizo temblar, tuvo mil emociones en ese momento, todas ellas la lastimaban.

—Tú... tú me has salvado, Brigitte —parecía querer decir más, pero se detuvo—. Hazel, averiguaremos qué le ha pasado a Nico, te lo prometo.

—Gaia no se saldrá con la suya —asintió Brigitte y se acurrucó sobre Percy, buscando calor.

Hazel se puso de cara al sol, que ahora estaba en lo alto del cielo. Pese a eso no dejó de temblar.

—¿Creen que Gaia nos dejará marchar tan fácilmente?

Percy abrazó más fuerte a la de ojos avellanas, buscando consuelo.

—Quizá siga queriéndonos como peones. Quizá quiera liarte... a ambas.

—Sabía qué decir —admitió Hazel—. Sabía por dónde cogerme.

Frank puso su chaqueta alrededor de los hombros de Hazel.

—Esto es la vida real. Lo sabes, ¿verdad? No te vamos a dejar morir de nuevo.

Brigitte se percató que pese a que Frank estaba tan decidido, Hazel no se sentía segura.

Se permitió enterrar la cabeza en el pecho de Percy. Aun quedaba rastros de un aroma salado, como el mar. Sentía como se relajaba, aunque dentro de sí sabía que no era correcto, no duraría.

Percy tenía novia y la amaba, ella fue la tonta que comenzó a gustarle y dudaba que a estas alturas fuera una mera atracción.

¿Alguien se podía enamorar en 4 días? No lo sabía, pero estaba en camino en comprobarlo.

Se dejó querer unos segundos más antes de separarse. Percy hizo algo de resistencia hasta que la dejó ir luego de unos momentos. De inmediato sintió el frío, pero se negó a volver a la posición anterior. No era tiempo para crisis amorosas, no cuando su campamento estaba en peligro.

Miró al sol saliendo. Se acababa el tiempo. Pensó en Hylla, la reina amazona en Seattle. Hylla se habría enfrentado a Otrera dos noches seguidas entonces, suponiendo que hubieran sobrevivido. Contaba con que Hazel y ella liberaran la Muerte.

Se las arregló para levantarse. El viento que venía de Bahía Resurrección le congelaba incluso los pensamientos.

—Deberíamos ir yendo. Estamos perdiendo el tiempo.

Percy miró carretera abajo. sus labios volvían a su color normal.

—¿Hay algún hotel o algo dónde nos podamos limpiar? —Preguntó Percy a Hazel—. Me refiero... hoteles que acepten a gente con barro.

—No creo —admitió Hazel. Miró el alrededor y suspiró—. Quizá conozca algún lugar donde nos podamos limpiar. 

The heroes of Prophecy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora