08

6.9K 659 24
                                    

Yuta estaba pensando seriamente en volver a su casa y empezar un maratón de anime. Aunque estaba acostumbrado a que "él" llegara tarde a sus citas, solía tardar de 10 o 15 minutos, el hecho de que ya pasará media hora lo tenía un poco preocupado

–Lamento la demora–dijo un pelinaranja jadeante.

Yuta solo se limito a suspirar sin darle demasiada importancia al asunto de la tardanza, aunque eso no evito que preguntara.

–¿Que paso?– dijo refiriéndose a la tardanza del contrario.

–Souta empezó a hacer muchas preguntas y no me quería dejar salir–contesto el algodón de azúcar.

–¿Por? Que yo sepa le da igual dónde sales– comento mientras empezaban a caminar para ir a su primer destino.

–Le preocupa que los perritos falderos de mí ex quieran emboscarme–explico sin darle muchas vueltas–La niña de papi después de nuestra separación de enojo bastante–

–¿Quien no se enojaría si encuentra a su novio con su hermana teniendo sexo?–

–No es para tanto–

–Claro, como digas–contesto el pelinegro sin querer seguir con ese tema–¿Nos vamos?–

El otro dio una afirmación silenciosa haciendo que ambos empezaron a caminar. En el trayendo hacía su destino se la pasaron hablando de trivialidades, mirando las vitrinas de las tiendas atractivas a su vista y comprando de vez en cuando algunas cosas que les gustarán, ya sea para ellos o para alguien más.

Cuando finalmente llegaron a su destino buscaron un lugar donde sentarse, cosa que no había, aunque el local al que fueron era pequeño y no tan conocido siempre a esas horas se encontraba con bastante gente o completamente lleno;cosa que en esa noche fue lo segundo. El plan original era ir antes de la hora más concurrida, comer tranquilamente y luego pasar un rato juntos, como siempre que salían, pero debido al contratiempo de la tardanza de Nahoya, pedirían para llevar, recorrería un poco y se dirigirían a la casa del pelinegro a pasar el rato.

–¡Muchachos!¡Hace bastante que nos lo veo por el local!–les saludo efusivamente el dueño del lugar–¿Los mismo de siempre?–

No hacía falta que Yuta le preguntara a su compañero para saber que pedirían lo mismo de siempre, era una tradición, si ellos salían e iban al local siempre pedian lo mismo.

–¡Lo mismo de siempre!¡Y que sea para llevar!·respondió el pelinegro.

–¡De acuerdo!–

Cuando el hombre se marchó para preparar la orden ambos adolescentes salieron a esperar afuera del local. Yuta aprovecho la máquina espendedora y compro unas bebidas para ambos.

–Nahoya–lo llamo el pelinegro y le pasó una lata de refresco–No tomaste nada desde que nos encontramos–

–Gracias...–

Nahoya no lo admitiría pero ese gesto de preocupación por parte del pelinegro lo hizo sonrojar un poquito. Usualmente era el quien tenía que preocuparse por los demás, era lindo que alguien le demostrará su preocupación.

–¿Qué harás con el tema de tu ex? No eres de las personas que dejan las cosas así nomás– pregunto de repente.

–Ya veré como me las arreglo, no creo que esos bastardos sean tan fuerte–agrego mientras terminaba de tomar su refresco y lo embocaba en el tacho de basura.

–Lo más probable es que los hagas mierdas y termines sin un rasguño–comento divertido ante la posible situación–Aunque no te recomendaría confiarte–

–¿Dudas de mí fuerza Hitomiya?– Desafiante el chico sonriente se fue acercando al pelinegro.

–Para nada–dijo sin retroceder, haciendo que de un momento a otro estuvieran rosando sus narices–Si te confías puedes perder antes de siquiera comenzar la batalla–

Ambos estaban a centímetros de rosar sus labios, solo faltaba un leve acercamiento para que eso fuera posible, acercamiento que ambas partes estaban más que dispuesta a hacer.

Cualquiera que los viera podría sentir la tención sexual entre ambos, y cuando finalmente estaban por unir sus labios, un fuerte grito los interrumpió.

–¡MUCHACHOS SUS PEDIDOS ESTAN LISTOS!–se escucho al dueño del local que los llamaba desde dentro del establecimiento.

Ambos adolescentes hicieron como si nada y se dirigieron a por su orden. Era bastante común entre ellos ese tira y afloja, después de todo ninguno quería nada serio, después de todo ambos eran almas libres y sin ataduras.

Luego de que recogieron su orden empezaron a caminar hasta la casa de pelinegro, no tardarían mucho ya que la casa quedaba a unos 15 minutos.

–¿Te parece que compremos algún postre para después de cenar?–pregunto Yuta señalando una panadería que seguía abierta.

–¿Por que no? Quiero un pastel de frutilla–

–Vale, yo pediré uno de ricota–

Habiendo comprado los pasteles reanudaron su caminada entre charlas y anécdotas. Era agradaba debes en cuando salir solo ellos dos.

Oh~ Boy [Tokio Revengers]Where stories live. Discover now