Especial

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"Dicen que la vida puede llegar a pasar en un parpadeo y que las personas debemos aprovechar cada segundo porque no podrás recuperar el tiempo perdido y hasta el momento, no he encontrado una frase que me llene más de ansiedad que esa."

Aún le era increíble como uno puede pensar en la vida como algo seguro, crear tu futuro hasta visualizar un trabajo, una casa linda y una persona con quien pasar el resto de tus días, pero todo eso podía esfumarse en un momento porque así como la vida llegaba de pronto, la muerte tampoco solía avisar.
Sé productivo, aprovecha el tiempo, la energía y la motivación, disfruta cada instante como si fuera el último y arriésgate por una vida mejor, porque la vida no da segundas oportunidades, pero sentía que él era una excepción.

Había pasado tanto tiempo de su vida sintiendo pena por él mismo, alejándose de las personas y haciendo el papel de víctima en cada oportunidad, odiando ciertas cosas de su vida pero siendo un cobarde para intentar salir de la rutina. Solía culpar a su madre de sus desgracias, por dedicarse a ese trabajo, por heredarle ese don que él veía más como una maldición, los niños se burlaban de él y cuando creció la burla dio paso al rechazo, nadie quería estar cerca de un "mira muertos" y poco a poco, esa amargura lo llevó a una vida infeliz. Ignorando a vivos y a muertos, deseando incluso acabar con ello aunque siendo muy cobarde para intentarlo... Al menos hasta ese día.

Matryoshka.
Un antes y un después en su vida, su muerte y su nacimiento.

Nunca pensó que para aprender a valorar más lo que tenía iba a pasar por todo eso, solía ser un chico tranquilo con pocas ganas de vivir hasta que un día se atrevió a hablar con un extraño, pero no cualquiera.

El chico que recién había desaparecido, el que todos tenían esperanzas de encontrar pronto pero ahora podía verlo frente a él, mirando su homenaje en la escuela tras días de ausencia.

Un breve intercambio de palabras que dio inicio a una historia que de no ser porque su amigo desde entonces había sido otro testigo, seguro pocos le habrían creído. Un lugar donde la gente iba a pasar el rato entre tragos y baile, un lugar que escondía entre sus muros las historias que sus empleados habían tenido que dejar atrás para sobrevivir, unas historias llamadas vidas. Entrar ahí era el fin para muchos, eran varias mentes las que se cuestionaban si el haber terminado como mozos o doncellas había sido mejor que acabar en una fría mesa con una abertura del pecho al estómago, pálido y sin respirar nunca más, pero libre. Aprendió en ese tiempo que estar vivo no significa realmente vivir, que había gente esforzándose por seguir saliendo adelante y otros que luchaban por no quitarse la vida, ambas sonaban crueles.

Conoció a personas cuya infancia fue arrebatada para dedicarse a hacer felices a todos menos a ellos mismos, también a personas que se habían resignado porque nadie los buscaba, otros que harían todo por amor y otros cuantos que al final habían hecho lo correcto aunque eso significaba dejar a la única familia que había conocido.

También conoció lo que era ser consciente de tu existencia a base de los latidos del corazón. Momentos donde si no hubiese sido por eso, no creería que estaba vivo. Al menos por un tiempo, una vida, un pestañeo.

— Edad, 86 años, muerte natural. Mete el archivo en Yang.

— Espera, ¿Ese Yang? —el hombre dejó de tomar fotos para mirar a su compañero frente a él.

— Sí, ¿Pasa algo?

— ¿No es el hombre que trabajaba como médium en la vieja casa del lado sur?

El hombre pareció pensarlo un poco antes de asentir aún con duda.

— Creo que es él, el tipo que siguió el negocio familiar, ja. ¿En serio gente iba por algo como eso? ¿Aún hay quién lo cree?

RUBATOSIS ❀ HyunIn [✓]Where stories live. Discover now