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Hyunjin no podía entender por qué la vida era tan injusta con él. Un día siente que lo tiene todo y al otro descubre que ha muerto, se queda sin nada hasta que conoce a Jeongin y siente que pese a estar muerto lo tiene todo, porque el chico está ahí con él, es capaz de seguir haciendo reír a alguien, de escucharlo, de brindarle palabras de aliento y cuando siente que las cosas marchan bien, de una u otra forma, Chan se lo estaba quitando.

No creía para nada en el odio de Jeongin por su acción, o bueno, no del todo. Sabía que odiaba al rubio porque tenía sentimientos por él, porque estaba herido, porque se sentía usado y eso fue algo que Hyunjin en ese casi año nunca consiguió aún con todo su apoyo, el amor del menor. ¡Claro! No podía pedírselo y se sentía un egoísta por odiar en ese momento que Jeongin quisiera a Chan y no a él, porque no tenía nada para ofrecerle, no podía ni siquiera tocar su mano. Pero ¿Cómo era posible que el menor tuviera sentimientos por alguien que era terrible persona qué por él? Por alguien que tanto lo quería.

Se alejó de Jeongin toda una semana, no dejó ni siquiera que lo viera pero desde las sombras seguía con él, viendo como interactuaba con el resto de los empleados, notando su sufrimiento por estar ahí, su impotencia, su enojo pero también sus sonrisas sinceras hacia Felix y Minhyuk. En cierta forma estaba agradecido con ellos, eran quienes le ayudaban a distraerse de su cruel realidad y eso le hacía sentirse menos molesto, pero al mismo tiempo la sensación de que ya no tenía porqué estar ahí lo sofocaba.

— ¿Era esto lo que debía hacer? —preguntó al cielo nocturno estando fuera del local—. ¿Hacer feliz a Jeongin por un tiempo antes de que su vida se arruinara? ¿O tal vez es su rechazo lo que debía sufrir antes de irme? Si es así, ¡Estoy listo! ¡Llévame! ¡Ya no aguanto estar aquí.

Cerró sus ojos implorando al cielo que escuchara su lamento, necesitaba irse y ponerle fin a aquel sufrimiento que conseguía hacerle sentir acongojado, era ridículo porque Hyunjin ya no podía sentir nada, ni el frío de las calles y mucho menos amor, pero lo hacía, le gustaba Jeongin y eso le dolía, porque ver al chico solo le recordaba que nunca podría tener una vida con él. Nunca antes había deseado algo con tanta intensidad como lo hacía ahora, deseaba poder ayudar al chico y sacarlo de ahí. Tal vez si le hubiera dicho antes que Chan no le agradaba el chico pudiera haberse alejado a tiempo, ¿Pero bajo qué podría decirle eso? ¿Por unos estúpidos celos de alguien que podía generar saliva? Su corazón no latía, era consciente de eso, pero con Jeongin a su lado podía sentir que sí, que era cierto, que seguía vivo. Pero todo ese amor que sentía estaba convirtiéndose en egoísmo, quería a Jeongin solo para él, ¿Por qué Bang Chan tenía que entrometerse? Había arruinado la vida del menor y aún así seguía revoloteando a su alrededor.

Los ojos de Hyunjin habían empezado a tornarse completamente negros mientras pensaba aquello, no era consciente de eso, de toda la negatividad que empezaba a rodearlo, solo tenía odio y entre más tiempo pasaba en el mundo humano eso solo iba en incremento. Empezaba a ser una entidad negativa, una que podía dañar para obtener lo que quería, pero volvió a la normalidad en cuanto escuchó una voz llamarlo.

— Tú debes ser Hyunjin.

Se sentía extrañamente cansado cuando consiguió volver en sí, notando a un chico frente a él. Castaño, una amplia sonrisa en su rostro que achicaba un poco sus ojos hasta dejar en su lugar un par de líneas brillosas, no tuvo que observarlo mucho para notar una línea roja rodeando su cuello y el ligero brillo alrededor de su cuerpo, estaba muerto.

— Sí, ¿Por qué?

— Escucho mucho al nuevo susurrar tu nombre cuando los demás se van a dormir, creo que te busca.

— Que se joda —Hyunjin se cruzó de brazos mientras miraba hacia el suelo.

— No creo que eso sea realmente lo que desees.

— ¿Quién eres tú?

— Soy la muerte, he venido para llevarte finalmente a descansar en paz —Hyunjin abrió con total sorpresa sus ojos mientras retrocedía un paso causando que el castaño se echara a reír—. Mentira, pero sonó intenso, ¿No? Siempre quise decirlo.

— Tonto —bufó el pelinegro, por un momento creyó que sus súplicas rindieron frutos pero pese a la seguridad que tenía hace un momento, cuando pensó que era real sintió miedo.

— En realidad me llamo Seungmin, antes trabajaba aquí en matryoshka —comentó sonriendo nuevamente mientras extendía su mano hacia Hyunjin.

El chico elevó su ceja izquierda antes de acercar su mano aunque ambos ya sabían lo que pasaría, sus manos se atravesaban pero aún así intentaron hacer como que se saludaban.

— Hyunjin. —respondió el pelinegro con su propio nombre.

— ¿Qué te trae por aquí, Hyunjin? ¿Cosas pendientes?

— La verdad es que no sé qué me mantiene aquí —respondió frustrado, estaba cansado de preguntarse eso.

— Ven, caminemos mientras me cuentas tu historia.

Seungmin le sonrió mientras le extendía nuevamente su mano para caminar juntos, Hyunjin no se negó y le siguió en esa caminata a manos que no se tocaban pero fingían que lo hacían para poder sentirse un poco más vivos.

— Morí y no sé cómo, no sé qué me pasó, no sé qué hice para merecer esto, no sé donde está mi cuerpo, no sé nada de mí. Estoy atado a un mundo al que ya no pertenezco destinado a ver como los que amo sufren y no poder hacer nada al respecto.

El menor detuvo su andar, Hyunjin observó como el castaño miraba fijamente hacia el cielo con una sonrisa. No entendía, ¿Se burlaba acaso? No había nada de especial en ese sitio donde al parecer a ninguno de ellos los querían.

— Hasta hace unos meses yo no recordaba como era el cielo. Estuve en matryoshka desde pequeño y no podíamos salir salvo en ocasiones por un poco de aire pero si eres problemático no te dejan hacerlo, poco a poco olvidé lo que era sentir la brisa en el rostro, los colores del atardecer, una noche estrellada. Estaba enloqueciendo por no poder ver más lo que debía conocer a la perfección, por no poder sentir más algo de vida, pero ahora puedo hacerlo, ¿No es hermosa la noche?

Hyunjin observó hacia el cielo otra vez pero en esta ocasión con menos coraje que antes. Tal vez arriba no los querían, pero seguía viendo al cielo como algo hermoso.

— No sé qué tengo que hacer, Seungmin... ¿Por qué no podemos descansar en paz? —preguntó el mayor mientras miraba con dolor al chico junto a él, quien le sonrió con igual tristeza.

— Hay tres razones por las que un alma no descansa —respondió—, la primera es por pendientes, la segunda porque murió de forma violenta y la tercera es por suicidio. Tal vez tienes algo que no cumpliste.

— Mi único pendiente era ir a comprar algo con un amigo y es tan banal que dudo sea eso.

— Entonces tal vez estás atascado porque no sabes cómo moriste.

Soltó un innecesario suspiro que no hacía más ni menos en su vida. Tal vez Seungmin tenía razón pero si así fuera, ¿Estaba destinado a vagar por siempre sin razón alguna solo por morir sin recordarlo?

— Lo que me sorprende es... —agregó Seungmin mirando con detenimiento el cuerpo del chico— que no tengas ninguna marca.

— ¿Marca?

— Los que están destinados a vagar en la tierra llevan la marca de su muerte, es un recordatorio eterno del motivo por el que siguen aquí —el castaño señaló la marca roja rodeando su cuello—. Suicidio.

— Seungmin... —el mayor se quedó sin palabras, no se atrevía a preguntar qué era lo que rodeaba su cuello pero ahora que lo entendía no sabía qué decirle, era la marca de una cuerda, el menor se había colgado.

— Hyunjin, ¿Estás seguro de qué estás muerto?

❀・°・❀

Se vienen dos capítulos especiales, el próximo es sobre Felix. En poco habrá una aparición especial del mismísimo Oliver Kickett, iba a decir algo más pero lo olvidé.
¿Qué harían si fueran Hyunjin? ¿Le dirían su sentir a Jeongin o seguirían guardándolo porque sienten es algo tonto? Leerlas siempre es un gusto, sus comentarios y votos me animan mucho.♡

RUBATOSIS ❀ HyunIn [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora