Capítulo 1

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20 de mayo del 2015

—¡Hey! Si te apuras por favor, no necesitas arreglarte demasiado—. Dijo Estacy, quien por cierto es la mejor amiga de Megan.

Ambas se habían conocido hace varios años atrás en el colegio, desde entonces se volvieron inseparables.

—Ya, ya voy, no seas pesada. No me estoy demorando tanto—. Respondió Megan, con una sonrisa en el rostro, a la vez terminando de ponerse labial mientras se veía al espejo.

—Entonces date prisa que llegaremos tarde a ver la película—. Parada de brazos cruzados en el marco de la puerta de la habitación de Megan.

—Ya estoy lista.

—¡Al fin!—. Exclamó alzando sus brazos.

Megan sólo tendió a rodar los ojos debido a la exageración de su mejor amiga. Es decir, sólo se había demorado una hora en arreglarse, no es para tanto, ¿O sí?.

Salieron de la casa y tomaron un taxi en dirección al centro comercial.

—Ve por las palomitas de maíz, yo iré al baño antes de entrar—. Dijo Megan.

Estacy asintió.

Megan tomó su dirección hasta los baños, a pasos un poco apresurados, ya que no quería hacer esperar tanto a su mejor amiga. Cuando en eso no pudo evitar quedarse viendo algo impactada la presencia de cierto chico que salía de los baños, su presencia causó que ella bajara la intensidad de sus pasos hasta el punto de quedarse quieta, sólo viéndolo.

Sintió que el corazón se le salía, ¿Qué le estaba pasando? Ella nunca se había sentido así al ver a alguien, ¿Qué de especial podría tener ese chico?...

—¿Estás bien?—. Con ojos entrecerrados y el ceño fruncido preguntó aquel chico de ojos color miel, mientras se acercaba a ella a pasos lentos.

—Mierda—. Murmuró nerviosamente, al verlo acercarse a ella.

¿Qué carajos le pasaba?... ¿Acaso Megan no pudo disimular que se había quedado como sonsa mirándolo un buen rato? Ella sólo quería que la tierra se la tragara en ese preciso momento, aquel chico se había dado cuenta sin duda, claro si fue muuuy evidente.

—¿Estás bien?—. Volvió a preguntar ya estando parado a tan sólo dos pasos frente a ella.

Megan se quedó con la boca entre abierta por un momento sin saber qué responder. Y el ceño fruncido de aquel chico no ayudaba.

—Hmm, si, bien, disculpa, qué tonta soy —Rio— olvídalo, hm, es decir, adiós—. Y rápidamente tendió a pasar  por el costado de aquel chico.

Sólo quería entrar al baño para lavarse la cara a ver si así se relajaba un poco, ya que estaba demasiado nerviosa. Pero eso no llegó a pasar, porque justo antes que sucediera, aquel chico dio vuelta, estiró su mano y le tocó su hombro.

—¡Espera! —Tragó saliva— ¿Cómo te llamas?—. Tornándose de color roja su piel, por los nervios que sentía él también.

Megan volteó y se perdió en esos ojos color miel.

—Yo.... Me llamo—. Volteó y se metió rápidamente al baño sin decir más. Dejando a un chico muy intrigado por saber su nombre.

No pensaba salir de ahí, había pasado la vergüenza de su vida. Se repetía así misma lo sonsa había sido de quedarse mirándolo, pero es que también ella no tenía la culpa.

¿Quién le mandó a su corazón sentir salir de su pecho desde el primer instante que lo vio?.

—¡Carajo! —Bufó— creo que lo eché a perder —Se dio un pequeño golpe el la frente con la palma de su mano— idiota, ¿Es que acaso no puedes hacer algo bien?—. Se cuestionó así mismo, porque sintió que fue quizá muy aventado al preguntarle cuál era su nombre.

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