Capítulo 8 (Parte 3)

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Al momento que colgó la llamada salió de su casa. Estaba nerviosa, debía admitirlo, tomó el taxi e indicó la dirección a la cuál debería llevarla y cuando ya faltaba poco para que llegara, Adrián la llamó.

—Aló.

—Megan, ya llegué, no te veo por acá, ¿Vendrás, verdad?.

—Sí, ya estoy cerca.

—Está bien, aquí te espero—. Y colgó la llamada.

Cuando llegó vio a lo lejos a Adrián de espaldas, buscaba ansioso con la mirada. Suspiró y empezó a caminar muy despacio en dirección a él...

—Adrián—. Lo llamó con voz alta y entrecortada, tenía los ojos cristalizados.

Él al reconocer su voz rápidamente volteó a verla, por fin sintió paz al verla, no pudo contener las lágrimas, se quedó parado viéndola a los ojos, las palabras no salían. Megan tampoco avanzó más, se le quedó viendo con lágrimas en los ojos al ver que también estaba llorando. 

Un momento después ella aceleró el paso y corrió a sus brazos. Ante esto él sonrió y le extendió sus brazos. Se abrazaron fuertemente.

Dios, cuánto habían extrañado sentirse así.

—Perdóname, perdóname, por favor, no quise nunca tratarte así, sólo yo después de lo que me dijeron, yo no...

—Shhh —La silenció y con ambas manos tomó el rostro de Megan, para verla a los ojos— ya sé de lo que te enteraste, quiero que sepas que ella hace mucho que dejó de significar algo para mí, no siento nada. Es a ti a quien le pertenece mi corazón ahora, es a ti a quien quiero ver siempre.

Megan asintió sin dejar de llorar y él con las yemas de sus dedos le secó las lágrimas.

—Te extrañé tanto, me dolía el corazón que estemos así, jamás quiero huir de ti, sólo no quiero que me utilices para tratar de superarla, por favor—. Pidió.

—No será así —Negó con la cabeza— ya te dije que ella ya no significa nada, contigo he encontrado la paz para mi alma, no lo cambiaría por nada Megan, eres la única para mí, debes creerme.

—Es que cuando yo te pregunté si alguna vez te habías enamorado me dijiste que no, y ahora me entero de esto yo....

—Lo sé, y te pido disculpas por haberte mentido, pero en ese momento Katina ni pasó por mi mente, había olvidado lo que era estar enamorado de alguien.

—Prométeme que si en algún momento yo deje de interesarte me lo dirás, prefiero que me seas sincero a que me ilusiones en vano.

—Te lo prometo.

—¿Entonces estamos bien?—. Preguntó con la voz entrecortada.

—Lo estamos. Claro que sí—. Sonrió.

Se quedaron mirándose en silencio, él aún sostenía su rostro con ambas manos, y Megan lo abrazaba por la cintura. Sintiendo el cálido de su piel y los latidos acelerados.

—Yo también estoy enamorara de ti.

Adrián se sonrojó, recordó inmediatamente lo que le había dicho cuando la llamó estando ebrio. Y sí, lo que había sentido era verdad, él estaba enamorado de ella, perdidamente enamorado, como jamás creyó volver a estar, incluso aún más fuerte.

Seguían en silencio después de la respuesta de Megan, hasta que sin pensarlo la acercó más a su rostro, fijó su mirada en sus labios rosados y entreabiertos de Megan. Lentamente se iba acercando hasta que unieron sus labios, en un cálido beso, un beso dulce y lento, sintiendo conexión. Ambos con los ojos cerrados, acercándose más el uno al otro. Ninguno quería detener ese momento, así que se siguieron besando, era su primer beso desde que empezaron a salir, hasta que Megan decidió parar...

EN OTRA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora