Capítulo 7 (Parte 2)

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—¡¿Dónde?! ¡Dime, estoy preocupado!.

—Es que ni siquiera yo sé dónde estoy, sólo sé que ando sentado afuera de un bar.

—¡¿Pero cuál bar?! ¿Qué vez? ¡Dame una señal por el amor de Dios!.

Samuel estaba preocupado.

—Sé que queda casi cerca de tu casa, no sé, no lo sé —Bufó— unas tres o cuatro cuadras después supongo, veo un hotel al frente, no veo bien, está todo borroso.

—Dime el nombre del hotel, haz un esfuerzo Adrián, por favor.

Hubo un silencio unos momentos.

—¡Adrián!—. Gritó Samuel a través de la línea muy preocupado.

—Lo siento, es que yo —Se entrecortó su voz— apúrate por favor, no me siento bien, no quiero hacer una tontería.

—¡Dime el nombre del hotel! ¡Carajo!.

—Hm, Roses dice el letrero.

—Gracias, iré de inmediato, no te muevas de ahí.

—Está bien—. Y colgó la llamada.

Samuel tomó un taxi y le indicó la dirección al taxista, sus nervios estaban altamente.

Él quería a Adrián como a un hermano, quería saber qué pasaba, ya que hace mucho tiempo no lo escuchaba en ese estado, con tanta tristeza en su voz. Por ratos pensó que se trataba algo relacionado con Megan, pero luego lo borró de su mente debido a que Adrián días antes le había dicho que estaba feliz, todo estaba saliendo bien con ella.

El taxi demoró quince minutos de trayecto hasta llegar al hotel, cuando Samuel bajó quiso llamarlo, pero ya sonaba apagado, eso lo ponía aún más nervioso, estaba desesperado por encontrarlo. Empezó a caminar, iba a cruzar la calle, cuando a los lejos vio un bar, buscaba con la mirada y encontró a Adrián, estaba sentado, con la mirada perdida, Samuel sintió mucha pena al verlo en ese estado, así que cruzó rápidamente y se acercó a él.

—Hermano, ¿Qué mierda fue lo que te pasó?—. Y se sentó a su costado.

Adrián lo miró, pero no soltó ninguna palabra, agachó la cabeza y se tapó la cara con ambas manos.

Samuel le iba a dar su tiempo para que hable. Luego de un momento Adrián levantó la cara, tomó aire y volteó a verlo, dispuesto a hablar.

—No sé qué le pasa a Megan—. Y empezó a llorar nuevamente mientras se tapaba la cara con ambas manos.

—¿Por qué lo dices? ¿Es por ella que estás así?—. Abrazándolo.

—Sí, la extrañaba así que fui a recogerla de la universidad, pero la vi con facciones de haber llorado, me preocupé y ella me evitó —Agachó su mirada— no quiere hablar conmigo, me siento vacío, no la quiero lejos de mí.

—Pero, ¿Hubo algún motivo para que ella se pusiera así contigo de la nada? Si hace días estaban bien—. Frunció el ceño.

Adrián alzó su rostro y se secó las lágrimas.

—No que yo sepa, yo no hice nada malo, y ella no me dio explicaciones, la llamé hace poco y no quiere hablar conmigo.

—Hay que esperar que las aguas se calmen.

—¡Pero no quiero que esté así conmigo! No te imaginas cómo me siento en estos momentos.

—Tranquilo hermano, me preocupo por ti, pensé que tú...

—¿Yo qué?—. Con el ceño fruncido.

—Me asusté cuando me dijiste que viniera rápido porque no querías hacer una tontería—. Tragó saliva.

EN OTRA VIDAWhere stories live. Discover now