Capítulo 4

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No me gustaba oír conversaciones ajenas, pero no se podía negar que estaba muy interesante. Llegué a oír el nombre del chico que me había amenazado, se llama Abran, el que casi me ahoga con sus enormes brazos y su mirada penetrante. No creía que fuese gay, pero no me gustaba la idea de que estuviese con Allison; no sabría decir cuál de las dos opciones me gustaba menos.

—Pensé que nunca se irían —menciona la chica pelirroja de antes, mientras sale de uno de los baños.

Ignoré su comentario y me dirigí a uno de los lavamanos.

—¿Cómo te llamas? —me pregunta sentándose a mi lado.

Me llamó mucho la atención su comportamiento y forma de actuar. Sus pupilas se encontraban dilatadas, sus ojos enrojecidos y no paraba de pasarse la mano por la nariz, mientras inhalaba profundamente. Sabía bien claro lo que aquellas señales significaban, estaba drogada.

—Si eres mi admiradora como mencionaste antes, debes saber mi nombre. ¿No es así? —abro la llave y empiezo a lavar mis manos.

—Suelo admirar a las personas por su comportamiento y sus actos, no por sus insignificantes nombres —responde, mirándome fijamente con sus ojos color café.

Sus palabras me dejaron boquiabierta. A pesar de lo drogada que se encontraba, su respuesta fue muy sabia y causó un gran impacto en mí, logrando provocarme un escalofrío.

—No me hagas caso, cuando consumo drogas, soy algo estúpida —menciona, mandando a la mierda sus palabras de reflexión.

—Mi nombre es Isabel… —respondo sentándome a su lado— ¿Y cuál es tu nombre?  —le pregunto con curiosidad.

—Mi nombre es Mía —coloca su mano en mi rodilla.

—¿Por qué la primera vez que nos vimos, me dijiste que eras mi fan? —pregunto confundida.

—Eres la única que le ha plantado cara a Allison en este instituto, o por lo menos la única que sigue asistiendo al insti después de sufrir sus humillaciones y burlas —responde en voz baja como si no quisiera que alguien la ollera.

—¿Por qué no le plantaría cara a Allison? ¿A caso ella es una diosa o algo por el estilo? —respiro hondo para controlar el enojo.

—Allison es casi un dios en este instituto, es la reina escarlata de todos, el ejemplo de admiración de muchos y para finalizar, su padre es el administrador de ingresos más grande de este puto lugar. Y para responder a tu pregunta, ella si es Dios en estas instalaciones —su explicación me había dejado paralizada.

Después de que nos vimos obligadas a salir, por una chica que entra al baño e interrumpe nuestra conversación, nos despedimos y yo tuve que entrar al turno de historia. Una vez que terminó la clase, salí del instituto. Los demonios permanecían en calma, al parecer ya con lo que me habían hecho con la serpiente, era suficiente para ellos.

***

El camino al hospital era largo y pesado. Después de varios minutos de espera, tome un autobús que por suerte pasaba.

Fueron algunos minutos de viaje algo incómodo, por la aglomeración de personas dentro del bus. En la ciudad había muchos hospitales, pero sin duda éste era el mejor de todos, el famoso "Hospital Ros". Era el más conocido y contaba con los mejores médicos del país; pero como era el mejor, también era el más caro de todos. No me sorprendía que Allison estuviera en un hospital con tanto prestigio, ella parecía la típica niña de papá y mamá.

Una vez que entré, todo el hospital estaba patas arriba. Había acabado de llegar un accidente de tránsito. Los médicos se encontraban desesperados al tener tantos heridos y yo ahí, mirando todo aquel alboroto, nerviosa. Decidí correr hasta las escaleras para atravesar a los médicos y quitarme de su camino. Empecé a subir y recordé que había un problema. La directora solo me había entregado el nombre del hospital y su número de teléfono; pero no me había dado su nombre completo y mucho menos en que sala o piso se encontraba.

El amor de la Serpiente ¿QUIÉN ES? (Saga EADLS)Where stories live. Discover now