Parte 21💜

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Sabía que la sola presencia de Eliot le molestaba a Abran. Y Héctor fingía que no le importa, aunque sabía que en el fondo estaba enojado, aunque no lo daba aparentar.

—Vamos amor llegaremos tarde —Abran me tomó por la mano llevándome.

Sabía lo que significaba ese "amor" era para darle celos a Eliot aunque dudaba que sintiese algo por mi. Héctor y Eliot nos siguieron.

—¿Trabajas hace mucho tiempo en este hotel Eliot? —pregunté, para relajar un poco el ambiente.

—Solo hace...

—Menuda preocupación Serpi... —interrumpió a Eliot.

—Si trabajo hace algunos años en el hotel —respondió Eliot con una cálida sonrisa. —Bueno la zona de esquí está justo al lado del hotel —indicó Eliot.

—Ya sabemos dónde queda —respondió Abran con su tono de celos.

Después de cruzar aquellas palabras todo el camino fue silencioso. Hasta que llegamos a la zona de esquí.

—¿Y ahora qué? —pregunté ya que no tenía ni la menor idea de como esquiar.

—Bueno mira... —intentó explicarme Eliot hasta que Abran lo interrumpió nuevamente.

—Yo le explico —propuso Abran, más que una propuesta parecía una aclaración.

—Preferiría que me explicara Héctor ya que es el menos intenso al parecer —le aclaré a Abran.

—Bueno yo te explico no hay problema —respondió Héctor con una bella sonrisa en los labios.

Abran y Eliot nos dejaron solos. —No te preocupes por la reacción de Abran, el es muy territorial cuando ve a alguien que amenaza lo que quiere —comentó Héctor. —Tu sabes que para nosotros eres muy importante y te has ganado un pedazo de cada uno de nuestros corazones —comentó Héctor mientas me colocaba las enormes tablas en los pies.

—Tienes razón —lo besé, la sensación que me transmitía era inexplicable, sus gruesos y carnosos labios en contacto con los míos era maravilloso. —Para mi ambos son muy especiales.

—Vamos —indicó Héctor, mientas me daba la mano para ver si lograba ponerme de pies con esas enormes tablas en los pies. —Ten —extendió su mano para entregarme una especie de palos.

Los tomé, ya sabía más o menos para que se usaban ya que había visto programas de deportes extremos y vi un poco para que se usaban.

Clavé los palos en la nieve y Héctor me impulsó suavemente hacia delante. No era muy buena para aguantar el equilibrio pero, por suerte no me caí —¿Está todo bien? —preguntó Eliot al verme que parecía una palmera de un lado hacia el otro, para no caerme.

—Si está todo bien —y esa fueron las últimas palabras que dije antes de caerme al suelo.

—Aguarda yo te ayudo —se acercó Eliot y me dió la mano.

—Saben qué, creo que lo mejor sería que nos vallamos. No quiero que le pase nada a nuestra novia —dijo Abran.

Una enorme confusión era clara en la cara de Eliot una vez que oyó la palabra nuestra. —Si creo que lo mejor será que nos marchemos, después se todo esto no es para mí —comenté.

—Bueno ya casi en el hotel el restaurante abre sus puertas. A las 7:30 ya pueden cenar su así lo gustan —nos dijo Eliot.

—Bueno lo mejor será que nos bañamos y bajemos a cenar, tengo mucha hambre —dije mientras miraba un pequeño reloj que llevaba en la muñeca. Ya eran las 7:00.

Nos dirigimos a la habitación. —Yo seré la primera en bañarme, dije una vez que se abrió la puerta de la habitación.

—Yo seré el segundo —dijo rápidamente Héctor.

Tomé la ropa y entré al baño. Por fin me podía quitar mi feo gorro y la peluca me miré frente al espejo, mi perfecto pelo morado, estaba totalmente desordenado por el gorro. Me metí a la ducha, el agua estaba muy calentita. No tardé más de veinte minutos en bañarme y salí.

—Ya, el próximo —indiqué una vez que salí.

—Creo que seré yo —respondió Abran.

—¿Y Héctor? —pregunté.

—Tuvo que salir a ver un problema que tuvo con una maleta que se extravió. Al parecer "Eliot" no hizo muy bien su trabajo que digamos —comenta Abran.

Me senté frente al enorme espejo y tomé mi celular. Mi madre me había escrito un promedio de veinte mensaje. No la juzgo ella me había dicho que la llamara o le escribiera un mensaje una vez que llegara al hotel.

Mamá llegué bien al hotel. Nunca me había imaginado que fuese así de hermoso. Te quiero mucho 😚 ♥️. No te preocupes por nada, ya casi vamos a comer. Un beso 💋💜 —le envié el mensaje.

Siento la puerta del baño abrirse. Enseguida miro por instinto, se trataba de Abran. Están envuelto en la toalla, con su bello pecho y su perfecto abdomen descubierto. Enseguida volteé mi cara.

—¿Serpi has visto mi ropa? —me preguntó.

—No, porque vería tu ropa, tu sabrás donde la dejaste —respondí sin mover mi vista del móvil aunque si que quería mirar.

Siento algo caer fuertemente al suelo. Enseguida miré para ver de qué se trataba. Era el celular de Abran. El se agachó para cogerlo y una vez se inclinó hacia delante su toalla se zafó de su cintura cayendo al suelo dejándolo completamente desnudo frente de mí. Esta vez sí no pude evitar mirar.

 Esta vez sí no pude evitar mirar

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El amor de la Serpiente ¿QUIÉN ES? (Saga EADLS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora