Pensamientos de una adolescente

❁ 𝐃𝐞𝐬𝐩𝐞𝐝𝐢𝐝𝐚 ❁

Al principio no sabía que debía irme, luego lo supe y no pude creerlo, por un tiempo me negué a aceptarlo y después cuando el momento llegó, simplemente lo hice, me fui y en el proceso mi corazón se destrozó en pedazos tan pequeños que aún no he podido encontrar todas las partes para volver a ensamblarlo. 

El día que lo supe me resigne a que era algo que debía hacer, pero fue tan diferente al día en que sucedió, enfrentar el momento exacto en el que nos dijimos adiós casi acabó conmigo.

Parte de mi corazón quedó allá, en ese lugar que llamaba hogar, con esas personas que siempre habían estado para mí, que habían sido mi pilar y en especial, se quedó con él, la persona más buena que pude haber conocido, el hombre que siempre me apoyó sin importar las circunstancias, esa persona que siempre voy a llevar conmigo sin importar el lugar, la distancia o situación.

Me fui alejando, más y más y cuando no pudieron verme lloré y me enojé con la vida por obligarme a hacer algo que no quería. Lloré tanto que me quedé dormida y después, después me resigné a un futuro lejos de ustedes.

Es improbable que algún día llegué a saberlo, pero de todas formas lo voy a plasmar, sólo para desahogarme y liberar un poco el peso que está sobre mis hombros desde ese día, quiero decir lo que en ese entonces no pude...

Siempre, siempre serás mi luz, mi rayo de esperanza, el que saca lo mejor de mí, no hay palabras para describir lo agradecida que me encuentro por todo lo que hiciste y has hecho por mí, no hay forma humanamente posible para demostrar lo mucho que te amo, o para hacerte saber la admiración que siento por ti. Te amé, te amo y te amaré toda la vida.

Nuestra despedida fue efímera, debía serlo, no había tiempo, debíamos irnos, pero en el fondo sé que ambos hicimos nuestro adiós más corto porque sabíamos que nos íbamos a derrumbar por completo de no hacerlo.

Parte de mí a veces considera el hecho de regresar y estar allá, con ellos, en ese sitio que llamé hogar, regresar y estar contigo, tener nuestras largas charlas, salir a caminar, ayudarte a trabajar, ser solo tú y yo compartiendo buenos momentos. 

Quiero regresar y estar con mi gente, en esas viejas calles, hablar con esos amigos que tengo años sin ver, jugar juegos de mesa con la familia que dejé atrás, extraño tanto eso que tuve y no valoré y ahora no tengo y deseo tener.

Nuestro adiós fue tan inesperado que no tuve oportunidad de despedirme de todos, y aunque seguimos en un distante contacto lamento mucho no poder hacer más para estar con ustedes, junto en este momento deseo tanto estar allá, espero pronto poder ir a visitarlos y qué, cuando pueda ir no sea demasiado tarde.

Quiero volver y decir tantas cosas que no dije, vivir tantas cosas que no viví y pasar una última buena navidad con mi gente a toda regla, sin restricciones, sin carencias, sin tristezas y añoranza por aquellos que se fueron y no pueden estar.

Nuestra despedida fracturó un poco a nuestra familia y la partida de otras personas de nuestras vidas nos ha dejado claro que el presente no debe darse por sentado, y es que la vida cambia constantemente y nos demuestra cada día lo mucho que hay que valorar lo que tenemos en el momento que lo tenemos y no después, cuando ya lo perdimos.

Los perdí cuando me fui, no por completo, pero si lo hice en gran proporción cuando miles de kilómetros nos distanciaron y los perdí un poco más cuando no pude volver para estar con ustedes.

En ocasiones, cuando a través de una pantalla hablamos y nos vemos, los recupero por instantes y es como si estuviese allá de nuevo, el momento no dura mucho, empero,  por un instante es como si todo estuviese bien y todo es correcto.

Aquí, a miles de kilómetros de ustedes yo les deseo una nueva etapa llena de buenos momentos, amor y mucha prosperidad. 

Yo, verdaderamente los extraño y deseo que pronto pueda estar con ustedes, atentamente; alguien que los extraña y ama con más fuerza de la que creía. 

~By Flor Suárez.