Pensamientos de una adolescente

❁ 𝐀𝐦𝐢𝐠𝐚𝐬 ❁

Recuerdo irme y no regresar, recuerdo despedirme y no poder ver atrás. Recuerdo que me fui y las vi, pero no era igual, las veía pero no era así, las vi a través de un celular.

Nada desde entonces ha sido igual.

Me fui en un intento por regresar a estar juntos, me fui esperando unirme a quien se había ido pero al hacerlo me separe de quienes aún seguían ahí. Las vi una última vez, las abracé y desde entonces, no pude hacerlo más.

Llegué, asustada, nerviosa, esperando encajar, adaptarme y sonreír con gente nueva, sinceramente y sin reservas. Lo hice y recibí sonrisas pero con el tiempo me di cuenta de que no eran sinceras. Las extrañé. 

Lo intente de nuevo, siendo precavida, midiendo sonrisas y con el tiempo pude encontrar personas que sonreían en la misma sintonía que yo, pero no eran ustedes y las extrañé otra vez, con más fuerza. No importaba, las seguía teniendo, a distancia pero estaban ahí, conmigo. Así que seguí, avancé y esas conocidas, esas sonrisas en sintonía, se convirtieron en amigas. Brevemente y con esfuerzo logré forjar lazos en un sitio diferente, con personas diferentes y sin darme cuenta, reía con ellas, confiaba en ellas y en consecuencia, pude ser feliz estando con ellas.

Bajé la guardia y dejé de prestar atención a las sonrisas falsas, no era necesario, las tenía a ustedes a allá y las tenía a ellas aquí. Las extrañaba, lo hacía, pero la soledad ya no era tanta y la angustia casi ni la sentía. Hubo promesas, más sonrisas, salidas y creí que eran más que amigas. No fue así, no sentían lo mismo que yo sentía por ellas y eso me rompió un poco. Las extrañé porque con ustedes si era mutuo, pensé que con ellas era igual.

No importó, seguí adelante y acepté que tal vez no habría la misma conexión que había tenido antes, pero no importaba, no era el mismo hogar, la misma familia o el mismo país ¿por qué habría de ser la misma amistad? Mis barreras subieron otra vez, confíe de nuevo y cuando una de ellas, la más cercana, la primera, me hizo pensar que tal vez podríamos ser mejores amigas, baje la guardia y sucedió de nuevo, dolió porque yo la apoyé y ella a mí, dolió porque prefería a otras personas y dolió ahora, cuando simplemente se alejó. 

Las extrañé cuando me di cuenta que tardaría mucho tiempo para verlas otra vez, cuando supe que ya no tendría amigas como ustedes lo eran. Las extrañé tanto cuando esas supuestas amigas, mis aparentes buenas amigas, me sacaron de su vida sin mirar atrás, sin decir nada ni pensar en mí y en cómo eso me iba a hacer sentir. Las extrañé tanto cuando después de años ustedes seguían ahí, estando para mí tanto o más de lo que yo estaba para ustedes. 

Era inexplicable que yo, estando tan lejos de ustedes, buscaba la forma de seguir en contacto, de apoyarlas y ustedes hacían lo mismo, tal vez no hablábamos todos los días pero la amistad estaba ahí, la confianza estaba ahí, seguíamos siendo amigas, las mejores amigas. Seguíamos siendo familia.

Y ellas, estando aquí, tan cerca de mí, jurando estar ahí siempre se alejaron tan rápido y se unieron entre ellas, sin entender, sin comprender el porqué de mi ausencia, sin intentar ver mi lado de la moneda, solo se fueron, me excluyeron y siguieron sin mí. Fui dispensable y está bien, tal vez nuestra amistad debía ser efímera, tal vez yo debía estar en sus vidas y ustedes en la mía por un corto periodo de tiempo, duele, sí, pero es así y no va a cambiar.

Probablemente nunca fuimos amigas, no como yo esperaba, no como debíamos ser. No importa, no necesito a nadie para ser feliz, me habría gustado compartir más momentos con ustedes pero no es posible y está bien, las verdaderas amigas, esas que son familia, siempre han estado ahí, a pesar de la distancia, de los problemas, de los impedimentos, siempre han estado para mí y yo para ellas, hablando, riendo, soñando.

Siempre estuvimos la una para la otra, siempre, aunque haya sido a través de una pantalla. Las extrañé y siempre las extraño, espero volver a verlas otra vez. Las extrañé y espero que ustedes a mi también.

~By Flor Suárez.