26

1.1K 220 22
                                    

s e p t e m b e r

A las siete en punto estaban subiendo a Rain hacia su habitación. En ese momento estaba un poco sedado, pero en una hora debería estar despierto casi por completo. Al final nos acabamos por quedar todos: Yvonne, mi padre, mi hermana, Liv, Conway y yo. Algunos amigos de Rain llamaron a Liv, pero ésta les decía que hasta la tarde sería mejor que no fueran a verlo pues no estaría despierto. Y lo agradecí, porque quería tener un ratito con él.

No había dormido demasiado mal dentro de lo que cabe. No sé si porque nos habíamos acurrucado en el suelo Conway y yo, o porque llevaba tantos días durmiendo mal que ya no recordaba lo que era dormir en condiciones.

A las siete y cuarto, Conway se fue a su casa para ducharse y cambiarse de ropa rápidamente. Me dio mil besos antes de irse. Casi tuve que obligarlo. Aproveché ese momento para ir yo también a asearme un poco a uno de los baños del hospital y me puse unos leggins negros y un jersey gris para estar más cómoda. Para no tener que peinarme, me hice una coleta y lista. Dejé la bolsa con Liv, que hablaba por teléfono con su madre, y me marché a la cafetería a por algo para desayunar tanto para ella como para mí.

―Buenos días...

―Buenos días, April ―respondí mientras hacía cola para pedir en la cafetería.

―¿Qué te traes con Conway Griffin? ¿De qué lo conoces si él es de aquí? ―preguntó confundida, pero directa al grano.

―Es mi... ¿pareja? Algo así. Es una larga historia, pero nos conocemos desde hace meses. Ha sido algo a distancia.

―¿Ha sido la primera vez que os veíais?

―Qué va, ha venido a verme un par de veces... Un café latte, un zumo de naranja natural y dos bocadillos completos de queso y pavo, por favor ―le pedí a la señora de la cafetería cuando fue mi turno. Saqué la cartera―. ¿Quieres algo, April?

―No, acabo de desayunar, gracias.

Esperé que la mujer me diera la bandeja y nos marchamos April y yo juntas hacia la sala de espera de la quinta planta, donde habían trasladado a Rain.

―¿Cómo te enteraste de lo de Rain?

―Jamás perdí el contacto con él y Liv.

―Oh...

―Nos hemos visto a lo largo de los años.

―¿Has estado aquí y no has venido a vernos? ―preguntó un poco dolida.

―No, no he pisado Londres en cuatro años. Tan solo la idea de saber que estoy aquí me atemoriza. Ha venido él con el instituto y hemos aprovechado para vernos, o si ha venido a ciudades vecinas también.

―Entonces, no estás en Irlanda...

―No, estoy en York.

Ya no importaba decir nada. Toda esa tontería de esconderme debía llegar a su fin, Washington ya sabía donde estaba.

―York... Joder, September. ―Suspiró.

―Ajá, allí estoy estudiando. Acabaré la carrera el mes que viene.

―¿Historia del Arte?

―En efecto.

―¿Cómo ha ido todo? Amigos, estudios, rolletes...

Me alegró que se interesara por mi situación, de la misma forma que a mí me interesaba la suya. Me sentía como nunca me había sentido con ella, como una hermana.

―Ha ido todo muy bien estos años. Tengo a Tiana, una italiana medio ida, y Tanner, que ya lo conoces. Vivimos en la misma residencia de estudiantes los tres. Los estudios más que bien, aunque he estado pasando por unas semanas de mucho estrés por los exámenes finales y he suspendido una, aunque ayer la recuperé. Y de rolletes nada en cuatro años hasta... Conway.

55 días de septiembre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora