Capítulo 9

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Llevábamos cinco meses saliendo cuando por fin convencí a Olive de que me presentara a sus padres y al parecer no era el único con ansias. Nunca nos habíamos cruzado porque cada vez que nos encontrábamos en su casa ellos no estaban, esta sería la primera vez que nos veríamos. Organizaron una cena especial y yo me pasé toda la semana anterior planeando qué usar y cómo comportarme adecuadamente. Sabía que eran muy conservadores y que el señor Brown era un oficial retirado, así que yo tenía que dar una muy buena impresión. Pedí prestado un traje a Jude y compré un ramo de flores y una botella de licor. Me arreglé el cabello lo mejor que pude y me até el pañuelo a la muñeca. Amaba ese pañuelo bordo, fue el último regalo de mi madre antes de morir y mi posesión más valiosa. Siempre lo llevaba conmigo porque me hacía sentir que no estaba solo porque ella me acompañaba a todas partes.

Eché un último vistazo a mi reflejo en el espejo de la entrada y salí con aires de victoria. Esta sería mi noche, estaba convencido.


Al llegar, entregué el ramo y la botella a la señora Brown y recibía Rosie quien saltó a mis brazos con un apretujón.

—¡Viniste, viniste, viniste! —exclamó muy alegre.

—¡Pues claro! No me perdería una ocasión para verte por nada del mundo —dije bajándola y revolviéndole el cabello en tono juguetón.

—¡Rosie! Te he dicho muchas veces que no le saltes a Samm de esa manera —la regañó Olive —podrías lastimarlo.

—Déjala, amor, está bien —le sonreí a la pequeña con complicidad y me volteé hacia su abuelo que acababa de entrar en la sala.

—Buenas noches —se presentó—. Yo soy John Brown, el padre de Olive.

—Samm Becker —le estreché la mano—. Un placer.

Nos sentamos a la mesa y conversamos sobre temas triviales como el clima, los estudios y el trabajo. Indagaron sobre mis aficiones, a qué me dedicaba y qué planes tenía para el futuro. Nada fuera de lo común. La cena estuvo deliciosa y deleité a la cocinera con algunos comentarios al respecto, pero la forma en la que me miraba me hacía pensar que había algo de mí que no le terminaba de agradar. ¿Sería mi apariencia? ¿Mi cabello? Y entonces me di cuenta de que la atención de Marie Brown estaba dirigida hacia el pequeño tatuaje con el nombre de mi madre que tenía en la muñeca. Había quedado a la vista después de que me desaté el pañuelo y ahora ella lo examinaba quizá preguntándose si sería el único. Creo que hubiera sido una mala noticia informarle que tenía otros y muy grandes ocultos debajo de la ropa. Sin embargo, el señor Brown parecía preocupado por otra cosa mucho más importante que mis tatuajes.

—Y cuéntanos Samm —inquirió en un momento rompiendo el silencio—. ¿Cuándo fue la última vez que estuviste en la cárcel?

Se me atragantó parte de la ensalada y Olive casi se ahoga con la bebida. Comencé a sudar un poco buscando las palabras para responderle.

—Papá... —lo reprendió Olive.

Ella sabía sobre mi pasado y por raro que fuera, no le dio demasiada relevancia y simplemente lo tomó como una etapa que ya estaba terminada.

—No, no hay problema —la interrumpí y devolví mi atención a su padre—. He salido hace poco menos de quince meses y en mi última vez estuve tres años.

—Te me hacías familiar —confesó con desdén cortando parte dela carne que quedaba en su plato—. Estuviste involucrado en el caso Jones, ¿no?

—¿Señor? —yo estaba confundido y un poco nervioso.

—Que tú lo asesinaste.

—¡Papá! —gritó Olive golpeando la mesa—. Sabes que la evidencia final probó que fue un suicidio. Samm lo dejó ir con vida, solo tenía unos rasguños.

—O no, cariño. A veces solo se trata de tener una buena defensa, créeme —afirmó el señor Brown y luego añadió: —¿Cuál es el nombre de ese abogado tan conocido que estuvo a cargo del caso? No lo recuerdo.

—Jude Hall —contesté y extrañamente los tres se sorprendieron, sobre todo Olive porque se quedó atónita.

—¡Oh, vaya! Veo que has podido pagar el asesoramiento de un experto, de los más costosos que hay de hecho. Como profesional, Hall es muy bueno.

—Es mi amigo.

—Entonces, eso lo explica todo —aseguró—. Por los amigos unohace cualquier cosa, ¿cierto, Samm?

No sé si fue la forma en que lo dijo o el hecho de que me condenara, pero me levanté de la mesa con una calma forzada excusándome:

—Lamento tener que retirarme de esta manera, mas un comentario tan desatinado como el de recién hace imposible que podamos seguir conversando —y me dirigí hacia la puerta principal con la intención de desaparecer.

Creía que con el tiempo la gente lo olvidaría, que no tendría que volver a escuchar acusaciones. Supe que muchos estuvieron en contra de que se me otorgara la libertad después de que Jude resolviera el caso con la evidencia que confirmaba que yo no lo había matado. Fue difícil, no querían contratarme en ningún lado y tenía que soportarlas miradas acusatorias de las personas cuando caminaba por la calle, había días que incluso ni siquiera quería salir de mi departamento.

Traté de contenerme apretando el picaporte con la mano y estaba tan absorto en mis pensamientos que me sobresalté al escuchar la voz de Olive detrás de mí:

—¿Eres amigo de Jude Hall? ¿Por qué no me lo dijiste? —me volteé y la miré extrañado.

—No pensé que fuera importante —y como si se estuviera dando cuenta de un terrible error, cambió repentinamente de tema pidiéndome perdón por la actitud de su familia.

—Lamento mucho lo que sucedió en el comedor —me acarició la mejilla—. Usualmente, papá no es así con las personas, pero quizá le afectó un poco saber que estuviste en prisión por ser el principal sospechoso de un asesinato —tenía razón, no podía culparlo. Todo el mundo se alteraba al enterarse de eso.

Olive me invitó a volver y, luego de deshacerse en disculpas, sus padres nos ofrecieron una taza de café en la sala. Rosie se acurrucó a mi lado en el sofá mientras John Brown nos contaba historias de su época en el cuartel. Terminamos riéndonos con algunas de las anécdotas de Marie y los comentarios de su nieta y realmente fue como si nada hubiera pasado, no obstante, no pude quitarme la rara pregunta de su hija de la cabeza.

Si no estuvieras túWhere stories live. Discover now