Capítulo 12

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Un día la llevé a la casa de Jude para que él la conociera. Rosie amaba subirse a la motocicleta porque significaba aventura y al igual que la vez que visitamos el zoológico, decidí no decirle a dónde íbamos. Recuerdo que se puso muy tímida al verlo, sin embargo, cuando se enteró de que era mi mejor amigo, accedió a tomar de la mano a Jude y le sonrió mientras él le preguntaba cosas: cuál era su color y animal favorito, qué le gustaba hacer, si ya sabía leer. Era como si extrañamente se conocieran de antes por la conexión que manifestaban. La manera en que Jude la observaba embelesado o cómo se comportaba si Rosie lo invitaba a jugar. Él le tenía una paciencia infinita y al mirarlos parecía que entre ellos las horas no pasaban.

No obstante, hubo algo que no pude ignorar, mas no hice comentarios al respecto: en el momento en el que Jude le preguntó su edad y ella le respondió, sus ojos se pusieron vidriosos y argumentó que tenía que revisar algo para poder salir de la habitación. Rosie y yo permanecimos dibujando en la sala en tanto que yo contaba el tiempo que nos quedaba porque su madre no sabía que estábamos aquí y lo mejor era que no se enterara. Jude volvió unos minutos luego con un conejo de felpa. Fue su juguete preferido durante su niñez y su existencia un secreto que solo me contó a mí. Sabía lo importante que era para él, por eso me sorprendió mucho el que se lo ofreciera a Rosie.

—¿Te gusta? —inquirió dándoselo.

—¡Me encanta! —respondió ella abrazando el peluche con fuerza.

—Es tuyo.

—¿En serio? —lo miró ilusionada.

—Por supuesto —asintió y Rosie fue hacia él para darle un besoen la mejilla. No pude ignorar los intentos de Jude de reprimir su euforia al recibir muestras de afecto de la pequeña y tuve la sensación de que ocultaba algo aunque nuevamente no dije nada—. Gracias—expresó volviéndose a mí.

—¿Y eso por qué? —pregunté confundido.

—Por todo lo que haces por ella —contestó señalando a la niña.

Yo solo sonreí sin terminar de entender. Jude estaba al tanto delos paseos que dábamos con Rosie y del hecho de que yo quería compensar el tiempo que su madre no pasaba con ella, sin embargo, era bastante llamativo que me agradeciera por ello si después de todo se trataba de la hija de mi novia. Quise averiguar un poco más, pero ya se nos había hecho tarde.

—Deberíamos ponernos en marcha, su madre está a punto devolver de trabajar y no sabe que estamos aquí —le guiñé a mi amigo—y no debe saberlo.

—Nunca, nunca —concluyó Rosie tomándome de la mano en modo cómplice y añadió: —Es que jamás nos deja hacer nada divertido. 

Jude trató de disimular su desilusión diciendo que estaba bien y acompañó a Rosie a la puerta mientras yo iba por la motocicleta al garaje.

—Ojalá vuelvas a visitarme pronto, Rosie. La próxima vez ha-remos un fuerte con los almohadones del sofá, ¿eso te gustaría? —Rosie chilló de felicidad, le dio un beso y se acercó a mí para que la subiera en la parte trasera de la Honda.

Jude nos observó y alcancé a percatarme de que en su semblante había tristeza y preocupación. Aseguré a la pequeña detrás de mí poniéndole el casco y el arnés. Entonces, antes de irnos, Jude se me acercó mirándome a los ojos.

—¿La traerás de nuevo, Samm? —sentí mi corazón encogerse.

—Las veces que quieras.

—¿De verdad?

—Te doy mi palabra —le guiñé arrancando y Rosie se aferró a mi espalda.

Jude nos siguió con la vista hasta que desaparecimos al doblar la esquina.


Y tal cual lo prometí, Rosie y yo comenzamos a visitarlo al menos una vez a la semana para merendar y jugar. Incluso llegó un momento en el que Jude la iba a buscar a la escuela y la cuidaba en su casa si yo tenía que hacer horas extras en el trabajo o simplemente para que tuviera tiempo para hacer mis diligencias. Olive no sabía nada al respecto aunque después de todo Jude era como mi hermano y él disfrutaba cuidando a Rosie, así que ¿qué tenía de malo mantenerlo en secreto?

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⏰ Ultimo aggiornamento: Jan 07, 2022 ⏰

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