Múnich.

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Múnich, Alemania.

7 de enero, 2006

—¡Kaelena, baja ya!—chilla mi madre desde el piso inferior—. Antes de que me arrepienta y no te deje ir.

Tomo la única maleta que estaré llevando hacia la central.

Bajo las escaleras a trompicones, haciendo que mamá me dé su mirada de reproche que usualmente veo cuando hago algo que le desagrada.

Estoy a punto de comenzar un sueño, que desde mis siete años he deseado, entrar a la milicia, empezar desde cero como un cadete más hasta convertirme en coronel o mejor aún, ministra.

Pero siempre comenzando con pasos de tortuga, por eso hoy, a mis quince años, estoy a punto de viajar una hora en avión hacía una ciudad alejada del centro de Alemania. A punto de convertirme en un cadete más, pero yo, me haré destacar. No seré una más del montón. No ese no es mi sueño.

No me preparé para eso por tantos años.

Ni mamá ni papá están demasiado contentos con mi decisión, sin embargo, el abuelo fue mi ayuda para convencerlos, o bueno, en realidad estoy segura de que les dio el ejemplo de su vida hasta que llego al punto en el que mencionó lo adinerado que es hoy en día. El abuelo es mi ejemplo a seguir, estuvo en la milicia toda su vida, empezó desde los diez años, al igual que yo; se necesitan entrenamientos y especializaciones en actividades físicas y mentales. Nos hacen pruebas para ver en qué ámbito podemos servir en la milicia.

Yo me especialice en lucha cuerpo a cuerpo.

Aunque también gracias a él, pude aprender más de otros ámbitos, como la tecnología, el control de armas... lo que sé se lo debo a él, después de todo, fue él quien recibió un disparo accidental en la pierna proveniente de mi arma.

No fue nada grave, por suerte.

—¿Dónde está el abuelo?—le pregunto a mi madre.

—Parece que no va a lograr llegar para despedirte, cariño—responde ella con un toque amargo en la voz.

Mis hombros bajan inmediatamente, suelto un suspiro contenido y asiento.

Mi abuelo tuvo que asistir a una conferencia para un colegio realmente prestigioso hoy, precisamente el día en que parto. Y aunque sé que desearía haber asistido a mi triste despedida con mis padres; era un favor que le debía a un viejo amigo de la milicia.

No he tenido la oportunidad de demostrar mis habilidades, pero sé, que en los entrenamientos próximos como cadetes habrá muchas oportunidades.

La central de Alemania, es de las mejores, pero no la más destacada, mi meta está en que me trasladen hacia Rusia, donde se encuentra la mejor central especializada en la captura de mafiosos, asesinos en serie, carteles de droga, trata de blancas... miles de crímenes que le siguen. Es la mejor central gracias a su élite, de la que espero un día formar parte. Todos se especializan en un ámbito, desde las armas hasta el mantenimiento Electrónico y de Telecomunicaciones o también llamado MAET.

Voy camino hacia la CFMA, o también llamada Central Fuerza Militar Alemana.

Estoy orgullosa de decir que fui de las mejores en ser seleccionadas para entrar como cadete, había muchas personas ese día, todos de diferentes edades desde los quince hasta los veinte; entre con la edad mínima, sé que no me dejaran colaborar en próximas misiones con el coronel al mando o con los tenientes y generales, pero, iniciando desde temprana edad tendré mejor experiencia

Mi padre espera en la puerta y junto con mi madre, subimos al auto, observo los edificios pasar por la ventanilla, mi pierna sube y baja rápido, la emoción no cabe en mi cuerpo; estoy deseosa de llegar e instalarme en una de las habitaciones que me asignaron dentro de la central.

VulnerableWhere stories live. Discover now