Eres mía [En Emisión]

Capítulo 37

La canción de Alfred.

______________________♡_________________

Liliana

Llevo dos días conociendo a Alfred.

Ha sido atento y amable conmigo, es una persona muy amistosa, me gusta escucharlo hablar y ni se diga Charlotte, que fascinada lo observa mientras le cuenta cosas de sus viajes y de su trabajo como presidente en una empresa Dupont ubicada en París.

Tiene un trato agradable, pero a pesar de ello, él tiene algo, no sé... es como una vibra negativa, hay algo en él que me hace desconfiar.

Tal vez sea la forma en que me mira, como si... no lo sé, no estoy segura, ni tampoco quiero hacerme muchas ideas al respecto, puede que solo esté paranoica.

Lo cierto es que... (Y no puedo creer que voy a decir esto) quiero que Alonso vuelva rápido. Quiero ver si eso me ayuda a no sentirme rara con Alfred. Alonso también me mira de una forma intensa, penetrante, pero viniendo de él ya me parece "normal"

No quisiera que la llegada de Alfred sea como tener a dos Alonsos en esta casa, porque ahí si me voy sin importar nada. Él es muy agradable, pero aún así eso no quita el hecho de me intimide con solo mirarme, me da un mal presentimiento.

—¿Mademoiselle? —Escuché de repente su voz detrás de mí. Me asustó, igual a lo que siempre hace Alonso. —Perdón, no quise asustarla.

—Está bien, ¿necesitas algo?

—Bueno... estaba pensando en preparar la cena ésta noche, ya he ocupado mucho a Charlotte el día de hoy y me gustaría contar con tu compañía para no sentirme solo. —Sonrió.

¿Será que estoy equivocada con él? No ha hecho nada malo y yo aquí haciéndome ideas raras.

—¿Podrías venir conmigo a la cocina? Así de paso me dirás como queda lo que prepare.

No parece mala persona, creo que terminará cayéndome bien, claro, si es que deja de mirarme así en algún momento.

—Si. —Respondí finalmente. Lo seguía a la cocina, el empiezó a cocinar y hacer un monton de cosas.

Tal vez le pueda sacar algo de   interesante información.

—Alfred...

—¿Si?

—¿Por qué tú y Albert no viven aquí?

Vi como los musculos de sus brazos se tensaron a través de la tela de su camisa.

—¿Es qué Alonso no te lo ha contado? —Moví mi cabeza en forma negativa. —Es una larga historia Mademoiselle, pero prometo que la sabrás en algún momento. Por ahora dime que te parece esto.

Me dio a probar algo en la boca con una cucharita. Sabía exquisito.

—¡Wow! Que una delicia, ¿Qué es?