Capítulo 67

281 9 6
                                    


¿Qué es el infierno?

Es arder de amor por alguien que pertenece a otro cielo.

Danns Vega.

_____________________♡____________________


Liliana

Abrí mis ojos lentamente, fruncí el ceño por la claridad que entraba por la ventana. Me senté despacio en la cama dejando caer las sabanas en mi regazo, coloqué mis manos a los lados de mi cabeza, dolía y mucho. Lo último que recordaba era a Rachel catando nuestra canción favorita, todo lo demás estaba borroso en mi memoria. Sonreí, hace mucho que no la pasaba así de bien.

Me levanté de la cama con cuidado, sentía como si mi cerebro quisiera salirse de mi craneo. Entré al baño, me quité la ropa y comencé a darme una refrescante ducha de agua fría.

Al terminar me vestí con ropa fresca y cómoda. Y salí de la habitación.

Nate estaba sentado en la sala cruzado de piernas tomando café, su expresión era seria y su mirada estaba perdida en la nada.

—Buenos días. —Pronuncié como una voz ronca, casi afonica por cantar tan fuerte la noche anterior.

Él dirigió su mirada hacia mí, sus ojos verdes me observaron con frialdad, lo cual me desconcertó, ya qué esa no era una característica suya. Nathaniel solo tenía esa mirada cuando estaba celoso, pero no tenía motivos para estarlo...
¿O sí?

—Buen día. —Respondió a secas preocupándome y haciéndome pensar en que pude haber hecho para que se molestara.

—¿Te... pasa algo? —Inquirí cauta.

Tomó un sorbo de su café y volvió a mirarme. —Tú deberías saberlo, Liliana.

Joder... Me dijo Liliana, creo que hice algo muy malo anoche.

—Si me ayudas a recordar te lo agradecería mucho, no recuerdo casi nada de ayer, solo sé que la pasamos increíble con Rachel. —Me acerqué y tomé asiento a su lado.

—Ok... Dos cosas. Primero; Llevo varios días queriendo hablar contigo sobre nosotros y siempre me evades.

—Tienes razón, lo lamento, es cierto que...

—Aún no termino. —Riñó severo. Me quedé en silencio y puse atención. —Segundo; y lo que me tiene más ardido, es que ésta mañana me entregaron una grabación de las cámaras de seguridad del bar, las pedí cuando te estaba buscando. —Agarró su tablet y le dió click a un vídeo mostrándome algo que me dejó en shock. —¿Quién es ese hombre con el que te... besaste anoche?

Se me erizó la piel de la impresión cuando me ví en esa pantalla, lo había olvidado por completo, no tenía idea de quién era ese hombre, y en el vídeo no se distinguia nada por la oscuridad en esa zona del lugar.

Acabó el vídeo y Nate arrojó la tablet a un lado del sofá. —¿No me piensas decir quién es el hombre que besaste en el club al que yo te llevé?

—Ay por Dios, Nate te juro que no se quién es, ya estaba ebria, ni siquiera recordaba haber hecho eso, yo no... Tú me conoces, sabes que yo no haría algo así. Estoy tan... avergonzada.

—Hay algo más.

—¿Más? —Pregunté sorprendida. —¿Qué es?

Suspiró.—Desde que llegaste aquí, has soñado varías veces con Alonso. ¿Me equivoco?

Eres mía [En Emisión]Where stories live. Discover now