Vane

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Entro dando un portazo en el despacho de Pete, el gobernador. 

- genial, el que faltaba. 

Estaba reunido con varios comerciantes y gente con poder de la isla. Supongo que es una reunión sobre qué hacer ante la amenaza española. 

Entrecierro los ojos y me mantengo callado. Me doy cuenta de que está incluso el guardián del fuerte. 

Me alivia ver que al fin Pete se está tomando este tema en serio. 

- supongo que te preguntarás qué vamos a decidir

- reunir fuerzas y luchar - respondo por él. 

- señor Vane, por Dios... no nos conviene asustar a la gente - dice uno de los presentes.

- como usted comprenderá, la amenaza de una guerra solo traería caos - dice otro. 

- entonces qué sugieren sus majestades - digo con reproche. 

- hemos pensado en enviar uno de nuestros mejores barcos de guerra a inspeccionar la zona y en el caso de encontrar a la armada española... 

- qué, ¿intentar vencer una armada con un simple barco? - le corto empezando a irritarme por tanta idiotez. 

- Vane... 

- si la armada llega y no estamos preparados será el fin de Tortuga 

- y nadie quiere eso, créeme... 

- pues demuéstralo - gruño. 

- enviaremos el barco, es uno de los mejores, con muchos cañones y preparado para cargar mucha munición... - habla uno de los idiotas que osan hablar de barcos cuando apenas han pisado uno en su vida. 

Le lanzo una mirada asesina que lo calla de golpe. 

Me tomo unos segundos para meditar lo dicho. 

Suspiro. 

- será un barco espía, pequeño, ágil y veloz. Poca munición, pocos cañones y poca tripulación. Su misión será descubrir a qué número de barcos y ejército nos enfrentaremos y entonces, decidiremos. - respondo. 

La cara de esos ineptos se ilumina y asienten mirando al gobernador que me mira a mí. 

- pero no tenemos muchos tiempo, deberá zarpar hoy mismo - añado. 

Y cuando me giro para irme. 

- hemos pensado que el capitán seas tú Vane - dice Pete haciendo que cierre los ojos por la frustración que siento en ese instante. 

Me giro y le miro. 

- no confiamos más en otro capitán 

- además la idea es suya señor - interviene uno. Le lanzo una de mis mirada gélida y siento cómo se le corta el habla. 

No puedo hacer nada.

Suspiro profundamente y acepto mi destino. 


De nuevo, me toca zarpar de improvisto. 

Y no puedo quitarme de la cabeza la pregunta de si ella me estará esperando.


Tardamos tres días en encontrar el barco español y seguir su rastro sin que nos vieran. Al parecer se escondía en una isla desierta junto a otros dos barcos españoles de guerra. 

Si este era el número total, no nos supondría una amenaza. 

En lugar de retirarnos y comunicar el descubrimiento a la isla. 

Amor entre un pirata y una exesclava.Where stories live. Discover now