Lina

370 42 1
                                    


- Vane... Vane... vamos, despierta... 

- hmmm 

El gran hombre que me tenía amarrada entre sus brazos seguía durmiendo plácidamente por mucho que quisiera escapar. 

Sonrío enternecida. 

- es muy tarde, tengo que hacer muchas cosas y tú dijiste que debías ver a tus hombres hoy 

- hmm... los veré mañana entonces, no te muevas de aquí mujer, estoy muy cómodo.. - dice apretándome más. 

No puedo evitar reír. 

Pero por mucho que quisiera quedarme aquí, debemos salir de la cama. 

Se me ocurre una idea malvada. 

Entonces finjo un gemido doloroso. 

- Vane, mi estómag...

Antes de que pudiera terminar de hablar Vane se había apartado deprisa de mí y me miraba profundamente preocupado y arrepentido. 

Admito que se me parte un poco el corazón por haberle hecho una broma así. 

Sonrío y se me escapa una sonrisa. 

Acaricio su mejilla y me acerco a su cara. 

- lo siento, era la única forma de que te levantaras 

Su expresión parece relajarse un poco y ahora parece un niño inocente sin entender nada. 

Se me encoge el corazón. 

Me inclino un poco y rozo mis labios en los de él. 

Cálido y especial. 

- buenos días... - digo enamorada. 

El hombre de mi vida.

No me da tiempo a alejarme que sus manos me agarra la cabeza y me aprietan contra él ansiando un beso mucho más largo. 

Abrimos nuestras bocas dejándonos caer en la pasión. 

Su lengua arrasa en mí y no puedo evitar gemir de sorpresa y placer. 

Me empuja delicadamente hasta hacerme caer en la cama y él encima mío con cuidado de no aplastarme. 

Me sigue besando como si se acabara el mundo. 

Aprovecho y paso mis manos por su espalda y pecho, queriendo estar más y más cerca de él. 

Ansío más de lo que me da. 

Lo quiero todo de Vane. 

Estoy lista. 

Jadeo de sorpresa al sentir algo duro y grande en mi muslo. 

- dios, Lina, lo siento... - gruñe arrepentido mientras intenta alejarse de mí. 

Pero yo le sujeto y lo devuelvo a mi boca. 

Acto seguido, me levanto la falda del vestido que llevo con desesperación. 

- Vane - digo suplicante. 

Él arruga la cara claramente vulnerable a la situación y muy contenido. 

Confundido. 

Con muchos sentimientos encontrados. 

Y que yo pretendía disipar con mis besos. 

Dirijo su mano a mi muslo. 

- Lina...

- no pares, Vane, por favor... 

Cierra sus ojos con fuerza. 

- te necesito, Vane... 

Amor entre un pirata y una exesclava.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora