Lina

555 50 6
                                    

Me siento en el cielo. 

¿acaso estoy ahí? 

¿he muerto al fin? 

Suspiro suavemente... siento calidez, protección, comodidad, amor... 

Me siento como si estuviera en casa a pesar de que yo jamás en mi vida haya tenido esa sensación... 

Miento. 

A penas recuerdo mi aldea donde nos raptaron y nos enviaron a España como esclavos, una vez trabajando de esclava, jamás sentí en ningún momento, que aquella gran y bonita, en apariencia, mansión fuese mi hogar. 

Sin embargo, en la casa de él, de Vane, en aquella vieja y pequeña casita de campo viví los mejores momentos de mi vida, donde pude ser plenamente feliz. 

Ahí sentí por primera vez ese sentimiento de sentirse en casa.

Suspiro feliz recordando momentos felices que viví en aquellas paredes. 

Con Capitán, limpiando cada rincón creyendo que era mi casa, bailando sola sin que nadie pueda verme, cantado, curioseando los libros, cocinando comidas que solo a mí me apetecía, comiendo en la mesa, durmiendo en una cama... 

Pero sobre todo, lo que más feliz me hizo, fueron los momentos vividos con Vane. 

Sus miradas indiscretas, él leyéndome un libro, él disfrutando de mi comida, disfrutando de mi compañía, preguntándome por mi día y qué había hecho o cómo estaba, escuchándome, atendiéndome, ayudándome, protegiéndome... 

Sus besos, sus suaves y dulces besos que me entregó los últimos días. 

Jamás podré olvidarlo, porque jamás me había sentido tan querida. 

Amo a ese hombre y siento que lo amaré por siempre... 

Mi primer amor. 

Irónico, creí que las personas como yo no se les permitía sentir algo tan maravilloso como eso. 

Pero el hecho de ver cómo han acabado las cosas... me hace sentir un sentimiento de profunda tristeza y soledad. 

Sollozo apenada.

- eh... - escucho un susurro. 

Abro los ojos poco a poco, parpadeo sin comprender dónde estaba, qué pasaba, ¿estoy soñando? 

¿sigo viva? 

En eso, me encuentro entre unos brazos fuertes y protectores, pegada al pecho duro y cálido de alguien, mi piernas entrelazadas con otras. 

Levanto la mirada poco a poco y siento que todo mi mundo se detiene. 

Los ojos de Vane se clavan en mí y me miran con intensidad. 

- ¿Vane? - digo incrédula, confusa, sorprendida... 

Él sigue mirándome, esboza una pequeña sonrisa y me estrecha más a mí besándome la frente. 

- buenos días... - susurra.

- yo... - qué está pasando. Qué ha ocurrido... 

En eso, llegan los recuerdos a mi mente de la noche anterior, creí haberlo soñado.

Vane me encontró. 

Vane me buscó y me encontró y tuve que encararme y contarle la verdad. 

Un escalofrío recorre mi cuerpo. 

Lo sabe. 

Me tenso y le miro con miedo. 

- Vane... 

Amor entre un pirata y una exesclava.Where stories live. Discover now