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— ¿Me podré ir? — pregunté con esperanza a Matt, Miguel soltó una carcajada.

Me pare frente a él.

— ¿Qué diablos te parece gracioso? — observé atenta sus ojos.

— Tú — Dijo para yo estampar mi mano en su cara.

— No te metas donde no te llaman — sostuvo su mejilla y Matt estalló en risas.

— Te lo mereces cabron y no Zoe, no te puedo dejar sola, no ahora, nos iremos todos pero será en unos días, creemos que han descubierto la ubicación y no es del todo seguro, igual mandé a reforzar el anillo de seguridad.

— Lo vez no solo mi vida está en peligro también la de mi hijo — expliqué desesperada.

— ¿Que tanto escándalo hay aquí? — lo que faltaba la zorra de Verónica.

Saludó con un beso en los labios a Miguel que me dejó en blanco.

— Pero y ¿tu no andas con Matt? No se supone que eres su mujer — ella solo sonrió y Miguel también.

— Soy la mujer de ambos, ya depende de ellos cuando me quieren.

— Que Zorra — las palabras solo salieron de mi boca.

— Gracias por el halago — esta no se ofende con nada.

— Bueno se calman las dos, ven Zoe necesitas descansar y necesito descansar.

— Yo necesito una explicación ¿de quien o de que me están protegiendo? — Matt observó rápidamente a Miguel y Verónica.

— ¿Quién se lo dijo? — preguntó gritando, ambos hicieron silencio.

— Fue Verónica — Grité — Matt detesto las mentiras es mejor que me digas que está sucediendo — Matt observó molesto a Verónica.

— Puedo explicarlo, mi intención no era decirle, Matt porfavor no me lastimes, no me encierres, yo te amo — que buen momento para declararle su amor.

— Miguel ya sabes que hacer, y pobre de ti que sepa que no hiciste lo que ya sabes — Verónica negó aterrada.

— ¿Qué le harás? — pregunté asustada al ver el terror en sus ojos.

— Eso no tiene importancia.

— ¿La vas a matar? — sonrió irónico.

— ¿Me crees capaz de eso? — negue con la cabeza — Ella solo recibirá su merecido, estará encerrada varios días y recibirá baños de agua helada, si se resiste los castigos empeoran.

— Entonces supongo que Miguel también debe llevarme por lo que hice — confesé y es que no me parece justo que por un secreto le vaya a hacer eso, sé que no la soporto pero nadie merece ser torturado.

— ¿Qué hiciste? — preguntó tomando el computador.

— Intentó abrir redes sociales y conseguir la ubicación — explicó Verónica y los ojos estaban llenos de furia.

— Yo me encerrare sola, no es necesario que lo digas.

— Zoe ya lo hablamos por Dios, no hagas esto, ésto solo lo empeora, no te voy a encerrar pero obedece por Dios, tus actos tendrán consecuencias y lo sabes pero lo resolveremos después, ahora solo quiero descansar.

— Déjame ir, así te libras de los problemas que te doy.

— No es tan fácil como crees — Caminó en dirección de la habitación y le seguí, mientras veía como Miguel se llevaba a Verónica a la fuerza.

Llegamos hasta la habitación.

— ¿Quieres saber la verdad? — asentí — Te quieren a tí porque alguien les dijo que eres importante para mí.

— Pero ¿porque? Acaso alguien les dijo que somos algo, si tu y yo dejamos de ser amigos hace años.

— Alguien recabó mi informacion, hay alguien pasando información y debes ayudarme a descubrirlo, ellos saben que eres importante para mí por una simple razón, torturaron a mi padre para decir quienes eran sus seres cercanos de Verónica, Miguel y yo, ambos no tienen familia pero cuando le preguntaron por mi solo pudo decir tu nombre, nisiquiera el de mi madre.

— Estoy algo confundida ¿por tu padre estoy aquí? — pregunté y muchas cosas pasaban por mí cabeza.

— Luego de que él confesara, logré asesinar a los tipos que lo tenían pero al parecer la información quedó grabada y es a ti a quien buscan, se supone que no debías saberlo pero Verónica tenía que abrir su boca.

Me alejé de él, la única palabra que rondaba por mí mente era asesiné.

— Zoe hey Zoe — me tomó por mis hombros pero me alejé.

—Aléjate, eres un asesino, ¿Matt en que te convertiste?

— Lo hice para defender a mi padre, para evitar que te buscarán a ti, sin que tu lo supieras he estado detrás de ti casi desde que me pediste que me alejara, te he estado protegiendo, porque no quiero que nada malo te pase, soy capaz de dar mi vida por tí.

Negué con la cabeza y me alejé mucho más.

— ¿Mi familia corre peligro? — Negó con la cabeza.

— Miguel se ha encargado de desviar la información, y Verónica es la fachada de mujer que supuestamente tengo.

— Es tu mujer y la de Miguel — negó con la cabeza.

— Sé que empezamos con pie izquierdo pero Verónica no significa nada para mí, la salve de estarse prostituyendo pero si es de dejarla aquí fingiendo que eres tu lo haré.

— No sientes pena por nadie.

— Estoy dispuesto a hacer por ti lo que sea, ahora debo protegerte mucho más, estas embarazada.

— Matt son muchas cosas por procesar, ¿Tan peligrosos son esos hombre? — asintió.

— Son rusos y muchos los que te tienen ubicada, en cualquier momento podrían llegar, confía en mí — no tengo opción.

— ¿Cuándo nos iremos? — una sonrisa se formó en su rostro.

— Dejemos que las cosas se calmen un poco para poder irnos, ya tenemos nueva casa y no te preocupes yo me encargaré personalmente de protegerte, necesito que confíes en mi, que me ayudes a descubrir quien es el que está pasando información.

— ¿No debo excluir a nadie de mis sospechas? — negó con la cabeza.

— Cualquiera puede estar en mi contra, ahora tratemos de descansar — no sabía cómo decirle lo que tenía en mente — ¿Qué sucede?

Preguntó enarcando una de sus cejas.

— Quiero un poco de helado de chocolate — me mostró su sonrisa y negó con la cabeza.

— Son los antojos ¿verdad? — asentí con un poco de vergüenza mientras él se seguía riendo.

— Ay ya deja de burlarte — me quejé.

— Tranquila yo iré por tu helado porque debo complacer a la embarazada más bella — sentí mis mejillas ruborizarse.

— Matt porfavor.

— ¿Con extra jalea de chocolate? — asentí y lami mis labios de solo imaginarlo.

— ¿Y cerezas? — volví a asentir con mi cabeza, él sabe perfectamente mis gustos.

— Trae dos, no quiero comer sola.

— A este paso los dos engordaremos — salió riéndose en busca de los helados.

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