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Desperté en una habitación en tonos claros, sentí mi cuerpo pesado, una gran ventana estaba a mi lado, giré hacia la izquierda para ver a Matt.

— ¿Que sucedió? — pregunté e intenté levantarme pero el dolor me detuvo.

— Hey preciosa, no hables, te pondrás bien — dio un beso en mi frente.

Observé mi vientre menos abultado, moví mi mano para tocar el mismo pero una intravenosa estaba en mi brazo impidiendome moverlo.

— ¿Y el bebé? — pregunté con temor a la respuesta.

— Tranquila amor — la desesperación se empieza a apoderar de mí.

— Dime ¿que pasó? o yo misma me levanto a averiguarlo —  amenacé y volvió a dar un beso en mi frente.

— Tuvieron que inducir el parto de emergencia, tu cuerpo empezó a perder líquido, están tratando de estabilizarlo — las lágrimas invadieron mi rostro.

— Quiero verlo — susurré entre lágrimas.

— No podemos preciosa, debemos esperar, te necesito calmada, he hablado con los mejores doctores, recuerda tu me dijiste un día los milagros existen — asentí entre lágrimas.

Es inexplicable lo que siento, no puedo hacer nada siento que pierdo las fuerzas en mi cuerpo.

Matt acarició mi cabello.

— Llévame con él por favor — Matt negó con la cabeza.

— No quiero que te seden, así que trata de estar tranquila, yo estoy contigo, no te esfuerces hablando acabas de salir de una cirugía, no quiero que te compliques — asentí para dejarlo tranquilo.

— Hey mi amor — vi a mamá entrar, me dio un abrazo y beso mi frente.

— Todo estará bien — Dijo con calma.

Detrás de ella apareció Alec y no pude evitar abrir mis ojos más de la cuenta.

— ¿Porque lo ocultaste? — cuestionó y mis lágrimas salieron.

— ¿Cómo lo supiste? — respondí con otra pregunta.

— Zoe soy médico y aunque estemos divorciados aun tengo tu historial médico, en cuanto vi el motivo de tu ingreso fui con tu mamá, ahora mi hijo se está debatiendo entre la vida y la muerte por estar con este.

— Sigue hablando y tendrás que pedir cita con el odontólogo — observé a Matt pidiendo calma.

— Alec es verdad debí decirte — suspiré intentando mantener la calma pero mi rostro se volvía a llenar de lágrimas.

— No hables, ya habrá tiempo para que me expliques, solo espero que nuestro hijo se recupere, debo ser franco contigo, son muy bajas las posibilidades — su voz se quebró, lloramos juntos.

El día transcurrió con lentitud y sin noticias de mi bebé, Alec y Matt no sé cómo soportan estar juntos en la misma habitación y quien los ha logrado controlar es mi mamá.

Alec y yo empezamos a desesperar al seguir sin noticias, Matt no dejó que me aplicarán calmantes pero me pidió que evitará la desesperación.

Vi entrar a un hombre mayor a la habitación, no había expresión alguna en su rostro.

— Buenas noches Zoe y acompañantes, Alec porfavor acompáñame para que lo conozcas y Zoe tu también, el paramedico ya traerá tu silla de ruedas para llevarte con él — explicó de manera calmada.

— Dígame que está bien — supliqué.

— Su pronóstico es aún reservado, seguirá en observación, las próximas horas serán cruciales, pero no les voy a mentir el órgano más afectado es el corazón, en tus análisis encontramos medicamentos que se usan para provocar el parto ¿porque razón los tomabas? — quedé atónita al escuchar eso.

— Yo no he tomado nada, solo seguía con mis vitaminas y suplementos de siempre.

— Los análisis no mienten, pero ya hablaremos después de eso por ahora vamos para que lo conozcas — llegó el paramedico y con ayuda de Matt llegué hasta la silla.

Entré con Alec hasta la unidad de cuidados intensivos neonatal, me llevaron hasta la incubadora en la que pude verlo.

Es tan pequeñito, se ve tan frágil.

— Se pondrá bien ¿verdad? — cuestioné a Alec, él solo asintió.

— Se parece mucho a mi — Dijo Alec con una pequeña sonrisa en su rostro.

— Es perfecto — dije entre lágrimas.

— Es que se parece a mi pero tiene algo de tí, es una mezcla perfecta — Alec abrió un lado la incubadora, me indicó que metiera mi mano y mi pequeño rodeó mi dedo con su manito.

— Te amo pequeño — soltó mi dedo y saqué mi mano.

Alec metió la suya e hizo el mismo acto, esto es inexplicable.

— Te amo pequeño — Dijo Alec para escuchar el pitido de una máquina, lo observé de inmediato.

— No — susurre para ver a todos los doctores correr hacia él, Alec me sacó de la habitación.

Matt llegó inmediatamente a mi tratando de consolar mi llanto pero simplemente no podía.

Vimos salir a varios doctores después de unos minutos.

— Su corazón no respondió, lo lamento señores — Vi a Alec derrumbarse.

Sentí mi mundo caer a pedazos.

— Lo siento mucho nena — dijo Matt para abrazarme.

Intenté levantarme para llegar hasta mi pequeño, pero los doctores fueron más rápidos que yo, sentí un pinchazo y mis músculos relajarse poco a poco.

| Meses después |

Sigo sin poder creer que no tengo a mi pequeño en mis brazos, todo por culpa de el gay de Miguel, resultó estar enamorado de Matt, fue Miguel quien cambió mis medicamentos provocando lo peor que me ha pasado.

Le he pedido tiempo a Matt, esto es algo que debo hacer sola y lo entendió, asisto a terapias con Alec, él no deja de culparse, cree que si no hubiera abierto la incubadora mi pequeño Ángel estaría vivo.

— ¿Vamos por un capuchino? — cuestioné tratando de animar a Alec.

— Hace mucho no lo tomo, solo lo tomaba cuando estaba feliz, yo he hecho tanta cosas que creo que ese es mi castigo — palmee su espalda.

— No te culpes, todo fue por ese medicamento que me vendieron mal — es lo que le he dicho a Alec y espero que lo siga creyendo así.

— Maldita sea si yo lo hubiera sabido, si no te hubiera engañado ya seríamos una familia — lo vi llorar y lo abracé tiene tanto tiempo conteniendose.

— No te culpes, yo no te culpo, la terapia debe ayudarnos, debemos entender que siempre será nuestro Ángel.

— Yo debo pedirte perdón por todo lo que hice.

— No te culpes, tal vez no era lo que ambos queríamos, nunca quise que nuestro matrimonio terminará pero tampoco quiero pasar mi vida sufriendo alado de alguien que no dedica su vida a una sola persona — explique.

— Si lo entiendo y acepto mis errores pero quiero remediarlos — acomodó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

— Alec entre nosotros no hay nada a más de nuestro pequeño Ángel.

— Aún sueño con tener una familia contigo — dijo sosteniendo mi rostro entre sus manos para juntar nuestros labios.

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