Continuacion ❝Shared love❞
✰*ૢ✧ ཻུ۪۪⸙❬❍̥͙̊ ࿔ ˖۪ ⸙͎
― ¡Como pudiste ocultarme algo así!
― Estaba haciendo mi papel de padre Leo... Sólo quería protegerte
― Proteger y mentir son dos cosas totalmente diferentes. Es mi identidad de la que hablamos.
✰*...
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MANADA
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NO ENTENDÍA PARA NADA LA LOGICA DE LOS LOBOS. Estaba sentada en una camilla en una tienda de tatuajes con Marina y Allison, las hermanas McGarrett me acompañaron para que pudiese hacerme el tatuaje de la manada mientras los chicos iban a la otra sala donde también se tatuaba Embry.
- No puedo creer que lo sabían y no me lo dijeron - Seguía indignada de que ellas sabían que mi mejor amigo era un lobo y no me dijesen
- Oye, tú no nos dijiste que los Cullen eran eso, si que eran extremadamente raros pero nada más - Se defendió, Allison. Hablábamos con cuidado por el tatuador que dibujaba el logo de la manada en mi brazo
- al menos ya no hay más secretos entre nosotras - Marina tomó mi mano dándome una sonrisa, yo rodee los ojos pero entrelaze nuestros dedos, las había extrañado horrores
- ¿Estás segura que no te duele, niña? - me preguntó el tatuador sorprendido, iba por la mitad del tatuaje ya
- Solo un poco - mentí, en realidad no dolía pero debía fingir que si
Aún no entendía porque cuando los lobos se tatuaban, la curación no los borraba como en teen wolf, pero Sam decía que era porque el espíritu lobuno sabía identificar la runa sagrada del logo Quileute y dejaba marcar nuestra piel. Yo tenía fe de ver a Sam con un soldador quando la piel de Embry mientras esté gritaba como Scott, Jared sería como Stiles.
- Listo - Le sonreí al trabajador mientras Marina le pagaba, mire el tatuaje cubierto, empezando a sanar para que no me quedara roja la piel
Iba a ir donde los chicos pero por el cristal del lugar pude ver a Leah en la cafetería donde trabajaba. Mire a las chicas que fueron con la manada y salí de la tienda para ir a la calle de en frente, los chicos si iban a enojar, lo sabía, pero solo quería verla. Frene delante del cristal para ver cómo ella estaba con su celular en la barra.
Sentí mi teléfono vibrar y baje la mirada para ver los mensajes, eran veinte de ella que aún no contestaba y tres llamadas perdidas. Pero no podía hablarle. Levanté la vista con tristeza sabiendo que estaba intentando hablar conmigo.
