Capítulo 1

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Caminaba hacia el Callejón Diagon. Allí había todo otro mundo. Estaba muy entusiasmada por ver todo aquello. Dentro de dos días iré a mi primer curso en Hogwarts, la escuela para magos y brujas más famosa del mundo mágico. Allí me enseñaran los trucos mágicos más maravillosos del mundo, aprenderé a defenderme contra las artes oscuras, tendré a los mejores profesores del mundo mágico, haré amigos. La casa donde deseo estar es Gryffindor, aunque mi padre, era un Slytherin, y mi madre una Hufflepuff. ¿Saben por qué quiero estar en Gryffindor? Por Harry Potter. Mi madre me contó que oyó en el Caldero Chorreante, que Harry Potter vendría a Hogwarts este año y que iría conmigo en la casa. Yo estoy segura de que entraré en Gryffindor.

Cuando llegué al Callejón Diagon, hice todas mis compras necesarias. Fui a Gringrotts y saqué mi dinero mágico. Y por último, fui a comprar mi varita. Allí, había una persona, un chico, de pelo negro y estatura baja, como yo. Me acerqué.

-Buenos días. -dije. Él estaba mirando el mostrador, pidiendo ayuda al encargado, pero, al parecer no había nadie. El chico se giró, tenía unas gafas redondas, y unos ojos azules. El chico sonrió.

-Buenos días, soy Harry Potter. -dijo sonriendo. Abrí mis ojos sorprendida. Mi boca se abrió también.

-¡¿Eres Harry Potter!? -dije entusiasmada.
¡Vaya! Acabo de conocer al mago más famoso del mundo mágico; "el niño que sobrevivió".

Entonces, oímos unos ruidos provenientes del almacén, al fondo del pasillo. A los segundos, un hombre de edad mayor, salió y se puso detrás detrás del mostrador, se colocó bien las gafas y sonrió.

-Buenos días. Perdone, señorito, ¿es ústed el señor Potter? -preguntó.

-Así es. Soy yo, ¿por qué lo pregunta? -preguntó Harry.

-¡He estado esperando esto por años! -se volvió hacia el almacén. Oímos cajas caerse. Luego lo vimos acercarse a nosotros con una caja en la mano. La abrió y sacó una varita. Se la extendió a Harry. Él la tomó con sumo cuidado y luego miró al hombre. -¡Adelante, agitala!

-¡Ah! -dijo Harry. Tomó la varita con fuerza y la agitó con un suave movimiento de brazo, y así, la lámpara de encima del mostrador se rompió en mil pedazos. Harry dejó la varita despacio en el mostrador y negó con la cabeza.

-¡No, esa no! Espere. -volvió al almacén y sacó otra caja, y volvió a suceder lo mismo. Esta vez se rompió el cristal de la ventana. -¡No, definitivamente no! -Volvió al almacén. -Tal vez... sería muy raro, pero hay que probar. Tal vez la hermana de la que te hizo esa cicatriz en tu frente te sirva.

-¿La de Voldemort? -dije yo sorprendida.

-¡No digas su nombre! -dijo el señor. Me disculpé. -Y si, la del El-que-nunca-debe-ser-nombrado. Esta varita es la hermana de la que te hizo esa cicatriz. Solo hay dos, la suya, y la tuya. Adelante, prueba.

Harry cogió la varita, y nada más la rozó, se iluminó. La lámpara se arregló, igual que el cristal. El señor sonrió y dijo "esta es". Sonreí.
-Tome, y gracias. Por cierto. No me has dicho tu nombre. -me dijo y entregó el dinero al señor.

-¡Oh! Perdona, me llamo ____ Parker. Encantada Harry.

-Igualmente. Bueno, nos veremos en Hogwarts.

-Si. Adios. -dije y Harry se fue.

El viejito me miró y sonrió. Le debolví la sonrisa. Se me quedó mirando fijamente. Me inquietaba. Entonces asintió con la cabeza y se metió en su almacén. Yo, aún confusa, me esperé allí. Volví a oir la puerta. Me giré, y vi entrar a dos personas de pelo rubio platino. Eran padre e hijo, supongo. El niño entró con aire de superioridad a todos. Y el padre entró mirando con cara de asco a la tienda. Yo? Seguía confusa por todo. El padre se me quedó mirando. Yo me sonrojé. Soy muy tímida. El chico también me miró. Creo no haber visto semejante preciosidad de chico. Ojos grises, rubio platino, delgadito.
Al ver que le miraba, sonrió. Sonrisa perfecta. Le sonreí de vuelta. Se acercó al mostrador.

-Hola. -dijo. Que voz! Perfecta. -Soy Draco Malfoy.

Oh oh! He entendido Malfoy? Oh no no, oh no no. Por que? Por que el tiene que ser un Malfoy.

-Hola. -dije sonriendo. -Soy _____ Parker. Encantada.

Su padre me miró serio. Tragué saliva. El problema, era, que los Malfoy y los Parker... eran enemigos. Mi padre era mortífago, era compañero de Lucius Malfoy.

-Soy Luci...

-Lucius Malfoy. -dije yo. -Se quien eres. Mi padre es Jimmy Parker. Ex-mortífago de Lord Voldemort.

-Te atreves a decir su nombre. Muy valiente. -dijo su padre. Empezó a dar vueltas a mi alrededor. Puso su mano en mi hombro. Me estremecí. Tenía miedo. -Tienes un poder grande. Padre de Slytherin, madre de Hufflepuff. Serás una gran Griffyndor. Eres valiente, pero tienes miedo a muchas cosas. Pero, lo más extraño. No tienes miedo a la muerte. Eres astuta, tímida. Tienes una mezcla entre Slytherin y Hufflepuff, y luego tu parte. Una Griffyndor. -La sonrisa de Draco se borró hace rato, cuando Lucius dijo Gryffindor por primera vez. -Deberias estar en Slytherin. -Draco volvió a sonreir. -Tienes muchos rasgos de allí. Pero en cambio...

-Yo quiero estar en Gryffindor.

Draco borró su sonrisa de nuevo.

-De acuerdo. Estas invitada a Malfoy Manor cuando quieras. La escuela empieza dentro de dos días. Mañana puedes pasar el día con nosotros. Así te conocemos. Pareces buena chica. Aun no podemos odiarte si no sabemos en que casa quedaste. Nosotros estamos seguros de que Draco quedará en Slytherin.

Me dijo su padre. Asentí.

-Tendré que hablar con mi padre, para ver si me deja ir.

-Diles que estan invitados también, podriamos recordar viejos tiempos de cuando serviamos al señor Tenebroso.

Asentí. El viejito salió con una caja. La abrió y alli estaba mi varita.

-Aquí la tiene. Una varita de centro de Dragón, de Arce, 30 centimetros de largo. Flexibilidad, sorprendentemente susurrante. -me la entregó. -Adelante agitala.

-Em, si. -dije. La agité y de ella salió una luz. Miré al viejito y este sonreía. Sonreí orgullosa. Draco sonreía y Lucius estaba serio mirando la luz. Miré la luz. Había algo diferente en ella. Pero no sabía que era lo que había en el centro. Parece ser que nadie más lo vio. La luz desapareció. Miré al viejito y este aun sonreía.

-Parece ser que ya tienes tu varita.

-Em, si. Gracias. Cuanto le tengo que dar? -dije sacando mis monedas.

-Oh, no nada, invita la casa. -dijo.

-Oh no de verdad. Tenga.

-Insisto. No hace falta señorita.

Sonreí. Me giré hacia los Malfoy. Ellos estaban serios. Vaya, parece ser que no conocen la alegría. Draco se me acercó.

-Nos vemos mañana en mi casa. Traete la varita. Si quieres, podemos practicar algunos trucos.

-Claro. -dije no muy segura. -Hasta mañana señor Malfoy. -me dirigí a su padre. -Malfoy.

-Parker. -dijo Draco.

He's Just A Boy |Draco Malfoy y tu|Where stories live. Discover now