Capítulo 6: Busqueda de bragas

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──── T/n's pov────

—Wow, ha sido un día largo —dije en voz baja abriendo la puerta de mi habitación. Son como las 9:40 y estoy exhausta y lista para finalmente dormir un poco.

Decidí ducharme mañana por la mañana porque ahora mismo apenas puedo moverme. Me cambié de ropa y estaba a punto de meterme en la cama cuando escuché que algo golpeaba mi ventana. Pensé que era una rama estúpida, pero el “golpe” era demasiado fuerte y constante para que fuera una rama.

Abrí la ventana dispuesta a encontrar a algún idiota que tenía la ventana equivocada pero me equivoqué. Encontré a un lindo idiota pecoso que tenía la ventana correcta, era Jimmy. Sonreí a la vista.

—¿Qué? ¿JIM-? —me sobresalté tanto que casi grité el nombre de Jimmy.

—¡SSHHHH! ¿Quieres que me atrapen, T/n? —me espetó antes de que pudiera terminar de decir su nombre.

—Necesito tu ayuda con algo, encuéntrame en el ático y hablamos —me ordenó como si ya hubiera accedido a ayudarlo, por suerte para él, realmente me preocupo.

En mi camino hacia el ático, traté de pensar en una razón de por qué estaba realmente aquí y qué necesitaría. La única cosa en la que podía pensar era en que le gustaba Pinky, y quería confesárselo o algo así, tal vez le gusta Mandy.

Me detuve en seco a 2 habitaciones del ático. ¿Cómo podría pensar que realmente le gustaría? Incluso el pensamiento suena estúpido ahora. ¿Debería aún ayudarlo? Quiero decir que no es su culpa que le gusten las chicas ricas y atractivas.

Empujé mi espalda contra la pared y me deslicé hacia abajo. Mis párpados inferiores arden mientras mi labio tiembla. Mi garganta se hincha al pensar en Jimmy ahora. Rápidamente me limpio los ojos y me recompongo. Si no puedo ser una buena novia entonces seré la mejor la mejor que puedo ser, supongo.

Me pongo de pie, respiro por última vez para tratar de recuperarme por completo. Traté de caminar hacia el ático oscuro con la confianza que suelo tener, no quería mostrar ninguna debilidad. Fallé.

—Maldita sea T/n, ¿qué te tomó ta-? —Jimmy se giró para mirarme mientras intentaba terminar su oración, pero una vez que vio mi rostro, se detuvo.

—¿Qué ocurre? —me interrogó con una voz fuerte, mezclada con preocupación.

—N-no —mi garganta todavía estaba un poco hinchada por casi llorar, haciéndome tropezar con mis palabras—. No es nada, no te preocupes por eso. Entonces, qu- —fui interrumpida.

Jimmy se acercó, mostrando cuán suave era su expresión en este ático oscuro.

—Si alguien alguna vez te lastima, solo dímelo, yo me ocuparé de ellos. No tienes que decírmelo ahora, pero quiero poder ayudarte, pero tienes que dejarme —tomó un largo suspiro y luego miró hacia abajo, probablemente sintió que lo que acababa de decir era una tontería, debería tranquilizarlo.

—Gracias —su cabeza se levantó casi instantáneamente.

—Simplemente, realmente no quiero hablar de eso ahora —mentí, esto nunca volverá a mencionarse, con la esperanza de que él simplemente lo olvide—. De todos modos, ¿con qué necesitabas ayuda? —Cambié de tema, un paso más cerca de hacerle olvidar.

—Oh, sí —recordó rápidamente las razones por las que estaba aquí. Me quedé ahí preguntándome con qué chica quería que hablara, tal vez con ambas.

—Esto va a sonar raro, pero uhh —se rascó la parte superior de la cabeza inclinada mientras entrecerraba los ojos. Creo que elegiría a Mandy, Pinky es bastante molesta. Ambos son molestas, no importa. Continuó.

—Bueno —respiró hondo—. Necesitoayudaparaencontrarbragasparael pprofesordegimnasiaprometodividieldinerosimeayudas, no soy un pervertido lo juro —terminó lo que estaba diciendo sin aliento pero apenas pude entenderlo.

Dijo algo sobre... algo.

Parpadeé durante mucho tiempo y lo miré con una ceja levantada. Me di cuenta de que leyó mi cara de “huh”, porque encorvó los hombros en señal de derrota, como si ya lo hubiera explicado 6 veces.

—Básicamente, necesito que me ayudes a conseguir ropa interior, para el profesor de gimnasia, no para mí —claramente especificó que la ropa interior no era para él.

—Espera, entonces, ¿no quieres que hable con una chica por ti? —pregunté solo para asegurarme de que mis suposiciones eran definitivamente incorrectas.

—¿Qué? No —respondió Jimmy, confundido sobre por qué pregunté.

—Olvida que dije eso entonces —dije, dándome palmaditas en la cara por pensar demasiado. Rápidamente cambio el tema a por qué estaba aquí.

—Deberíamos denunciar al profesor de gimnasia, ¿sabes? —le digo con cara de disgusto.

—Si lo denunciamos ahora no obtendremos dinero, además siempre faltas a su clase —Jimmy se encogió de hombros ante mi preocupación por el profesor.

—Espera, ¿cómo supiste que me salteé esa clase? —Cuestiono al darme cuenta de que en realidad nunca le dije eso.

—Corres demasiado lento, si de verdad fueras al gimnasio, apuesto a que serías mucho más rápido —dijo entre dientes al final de su oración, y juguetonamente lo golpeé por llamarme lento, haciéndome reír también.

—¿Así que necesitas bragas? Creo que conozco algunos lugares, vamos —e hice un gesto con la mano para que me siguiera, luego comencé a liderar el camino cuando él agarró mi muñeca.

—Espera, ¿quieres que te acompañe? —preguntó Jimmy.

—Duh, tonto, tonto. Si no vienes, definitivamente no obtendrás la mitad del dinero haciendo menos de la mitad del trabajo —declaré—. Obtendría como el 80 por ciento y tú como el 20.

Jimmy lo pensó por unos segundos.

—Ughhhhhh, bien —respondió Jimmy derrotado.

Nos dirigimos a la habitación al otro lado del pasillo. Jimmy recogió la ropa interior con dos dedos como si tuviera una enfermedad.

—¿De quién es la ropa interior? —me cuestionó mientras mirábamos fuera del salón para ver si venía un maestro.

—No sé, es ropa interior, ¿importa? —pregunté mientras corríamos a la siguiente habitación. Se encogió de hombros.

—Supongo que no-

—LAS QUIERO A TODAS DENTRO Y LISTAS PARA DORMIR —gritó la prefecta no muy lejos de la entrada. Jimmy rápidamente me llevó a un pequeño armario al lado de la puerta.

—Shhhh —me hizo callar cuando ni siquiera hablé. Estaba a punto de protestar, pero entonces escuchamos los pasos de la prefecta acercándose incómodamente, ambos nos congelamos al escuchar que estaban justo al lado del armario.

En el armario, Jimmy envolvió un brazo alrededor de mi cintura y me atrajo hacia él. No me miró cuando lo hizo, miró directamente a la rendija entre las puertas del armario. Su otra mano se deslizó desde su lado para descansar en la parte superior de mi espalda, con los ojos todavía en la puerta mientras me acercaba.

Mis manos estaban a punto de envolverse alrededor de su cintura, pero luego mi atención volvió al prefecto. La última vez que los escuché, sus pasos no tan silenciosos estaban junto al armario. Ahora, por el sonido, estaban al lado de la ventana. Ni siquiera la escuché moverse de un lugar a otro.

No podía ver entre las rendijas de las dos puertas del armario, así que abracé con fuerza a Jimmy y cerré los ojos por miedo a que nos encontraran.

Bully |Jimmy Hopkins x F!Reader|Where stories live. Discover now