CAPÍTULO 1

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17 de Marzo, año 2036

Una planta nuclear ubicada en San Diego California, frontera con México, operaba con normalidad. Construida el 24 de julio del 2025, esta planta contaba con las medidas de seguridad nuclear más exigentes debido a eso ganó una muy buena reputación entre las otras plantas nucleares. Sin embargo no todo lo que brilla es oro; pues el director de la planta nuclear quería poner en marcha un experimento muy riesgoso ya que a él solo le importaba ser alguien en el mundo de las plantas nucleares sin saber que pondría entre la espada y la pared a todos los habitantes de Estados Unidos y México.

-¡No me importan los riesgos! ¿Saben lo importante que me hará si el experimento resulta exitoso?- dijo el director de la Planta Nuclear de San Diego

 -Conocemos que tan importante es pero...¿Sabe que si falla las muertes serán extremas?- preguntó el encargado de hacer funcionar la planta
 - Claro que lo sé pero el ganar respeto por parte de los países más importantes es mucho mejor que unas cuantas muertes- Sentenció aquel hombre.

Maxwell Anderson el director de la SDNP, con 49 años era un hombre de apariencia muy fría y es que de verdad lo era, no le importaba a quien debería de humillar él lo hacía solo para conseguir el respeto de las personas...Un auténtico Jefe. Nacido en California proveniente de una familia adinerada había tenido todo con tan solo estirar la mano, ni siquiera tuvo que buscar un empleo al graduarse puesto que su padre inmediatamente lo recomendó en la Asociación Nuclear de California cuando la Planta de San Diego apenas estaba en planes de construcción. Con tan solo 24 años era alguien muy inteligente para la sociedad nuclear aunque cuando se construyó la planta tuvo a un gran rival para ser el director  eso no lo detuvo ya que usando sus contactos logró ser el director de esta misma.

Henry Davis que a sus 38 años había sufrido la dolorosa muerte de su amada esposa debido a un cáncer terminal que le arrebató la vida a la edad de 36 años, después de ese trágico momento él se volvió una persona muy distante pero sin perder ese toque cariñoso con los jóvenes y niños ya que nunca pudo tener hijos. Era encargado de la SDNP, profesor en una escuela preparatoria de San Diego y un gran amante de la cultura mexicana por lo que viajaba seguido a aquel país

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