CAPÍTULO 29

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-¿Cuál es el plan a seguir después de esto?- la voz de Trevor sonaba triste y débil

-No lo sé, pero hay qué hacer algo- respondió Nathan

-Vamos a rajarle la cara a ese viejo-

-No iremos a golpear a nadie, creo qué primero deberíamos ir a casa del profesor-

-Nathan tiene razón ya después veremos que onda con lo demás- dijo Santiago

-Ok pero primero debemos comer algo y descansar, hoy fue un día pesado- Evan qué había estado tan callado logró proponer la idea

-Muy bien llamaré a mamá- Aila dijo y fue en busca de la señora Langford

-Nosotros podemos preparar la mesa si gustas- se ofreció Evelyn

-Claro yo te ayudo, Evan ve al sótano para avisarles y que Santiago ayude a Trevor a buscar una mesa extra que está arriba- Nathan después de asignar los trabajos de cada uno les dió instrucciones a Santiago y Trevor sobre dónde se encontraba la mesa extra, mientras tanto Evan se dirigía al sótano con algo de nervios pero firme, cuándo llegó le dijo a los soldados que uno tenía que ir al frente y otro atrás; ambos aceptaron y él se dispuso a abrir la puerta

-Levántense y siganme- su tono de voz les hizo creer que estaba enojado pero no era así

-¿A dónde nos van a llevar?- Irene pensaba que los iban a echar

-¿Qué no piensan cenar?-

-Si pero pensamos que iba a ser cómo en las películas, tú me entendiste bro- Emmanuel quiso bromear

-No me digas así que no somos amigos y si quieren puedo hacer que les traigan comida hasta acá por mi mejor pero ustedes no son rehenes, ahora síganme- Evan sabía la historia de ellos dos y no le agradaban mucho pero ¿qué se podía hacer?

-¿Amor por qué llevarnos con un guardia enfrente y otro atrás? ¿No confían en nosotros?- le susurró Irene a Emmanuel

-Te puedo escuchar y respondiendo tu pregunta...No, no confío en ustedes y tampoco me agradan- se detuvo y dió la vuelta -¿Satisfecha con las respuestas?-

-¿Por qué no te agradamos?-

-¿Por qué engañaste a Aila?- Evan quiso reírse por la expresión de terror que puso el chico

-Yo...yo no lo sé-

-Ahí está tu respuesta- justo terminó de hablar cuando llegaron al comedor

-¿Qué pasa Evan? ¿Por qué parece que vieron a la llorona?- cuestionó Evelyn

-Mis amigos y yo nos estábamos conociendo mejor- el sarcasmo se notó en la voz de Evan

-Esta bien yo- Evelyn fue interrumpida por el grito de Aila

-¡¡YO NO FUÍ!!- hasta ese momento los otros se dieron cuenta de que Aila estaba conversando con Santiago

-¡¡ENTONCES...¿QUIÉN FUE?!!- Santiago parecía entre asustado y enojado

-¡¡NO LO SÉ PERO YO NO!!-

-Haber ¿qué está pasando aquí?- Evan agradecía la interrupción

-Alguien me tocó la cola y Aila asegura que no fue-

-Déjese querer bro- Trevor no pudo aguantar la risa -Dijiste que nunca te habían tocado la cola, siempre hay una primera vez para todo-

-Entonces fuiste tu-

-Déjalo mi bebé solo está jugando- Nathan no podía dejar de reir

-Tranquilo, yo cuidare tu espalda- se ofreció Aila

-Gracias pero no me convence del todo tu oferta, aunque la acepto-

-¡¡YA VENGAN A SENTARSE QUE ESTO SE ENFRÍA!!

-¡¡YA VAMOS PAPÁ!!- gritó Nathan

Los chicos fueron a cenar entre risas y por accidente salió a resaltar el ataque en Sonora

-Por un momento dije ¡Ahí te voy San Pedro!- Evelyn estalló en risa después de su anécdota pues en ese momento le dió miedo pero ahora se reía cómo si nada

-Todos pensamos lo mismo hasta que Aila se levantó- dijo Trevor

-Eso suena muy peligroso- la mamá de Nathan estaba preocupada

-Al principio pensé qué el hombre la había noqueado, pero un rayo de esperanza brilló cuando se levantó- Santiago recordó ese incidente

-Lo siento por espantarlos pero ese maldito me pegó en las costillas y creo que me reinició el Windows-

-No ese ya lo reiniciaron desde antes, no le eches la culpa a ese señor- ahora fue el turno de Evan mientras que Irene y Emmanuel escuchaban todo y se sorprendían

-Cuando ví cómo los habían colgado lo único que pensaba era "No les tocaba"-

-Concuerdo con Evan- dijo Evelyn

-Lo qué importa es que tienen salud y están vivos- el padre de Nathan decía con tranquilidad y a pesar de las circunstancias disfrutaron la cena, Aila y Santiago seguían platicando y eso molestó a Emmanuel pero no podía reclamarle. Terminaron de cenar y Aila fue quién llevó a los otros dos al sótano, cuando estaba cerrando la puerta Emmanuel le pidió disculpas y otra oportunidad

-No necesito nada de ti, descansen-

-Muchas gracias por no dejarnos a la deriva- agradeció Irene

-Deja de agradecer, que puedo sacarlos y dejar que mueran- amenazó y se fue

-Tratemos de no hacerlos enojar, capaz y si nos sacan- Emmanuel estaba preocupado por la situación

-Cierto pero aún no comprendo por qué nos ayudaron, podrían habernos dejado y no lo hicieron-

-Mejor descansemos que no sabemos que nos pondrán a hacer mañana-

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