CAPÍTULO 34

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Nathan iba con los dos soldados que se convirtieron en personas de confianza para él, llegaron a su primer objetivo: la casa de Evan; tocaron la puerta y tardaron diez minutos en abrirles

-¿Qué está pasando aquí?- el señor Greco logró decir esas palabras estando medio dormido

-¿Nos permite pasar?-

-Solo un idiota responde con otra pregunta, adelante hijo pasen- el humor de el hombre no se iba ni estando en los brazos de Morfeo

-Necesito que tomen lo más indispensable y vengan conmigo a mi casa por favor-

-¿Cuál es la razón? si se puede saber- el sueño abandonó inmediatamente al hombre y la preocupación la reemplazó

-Hace poco se presentó una protesta que al parecer venía de varios lugares cerca y estaban atacando, por eso mismo no puedo permitirme que ustedes corran riesgos- Nathan hablaba mientras recogía unos adornos que pertenecen a la madre de Evan

-Esta bien, despertaré a Nathalie- el padre de Evan subió a despertar a su esposa y le pidió de favor a Nathan arreglar al pequeño Leonardo y recoger unas cuantas cosas que incluían: ropa, algunos juguetes y artículos de aseo. Aquel niño de sonrisa contagiosa aún dormía y no estaba al tanto de lo que sucedía en el exterior, Nathan no pudo evitar una sonrisa al ver el gran parecido de los dos hermanos como si los hubieran clonado

-¿Qué está pasando?- la débil voz del pequeño logró sacar de sus pensamientos a Nathan

-Nada importante Leo-

-Si no es nada importante, ¿Por que estas guardando mi ropa en la mochila- "mierda este niño es más inteligente que yo"

-Vamos con Evan- palabra mágica para el pequeño pues se puso tan feliz que casi se cae de la cama -¿Me ayudarías a cerrar tu mochila en lo que voy por algo?- el niño aceptó felizmente mientras Nathan fue con Oliver para que tuviera lista la camioneta -Ya regrese- pero no tuvo respuesta pues Leo ya se había dormido, así que lo cargó para llevarlo a la camioneta y emprender el viaje a la casa de Trevor. Repitieron lo mismo y cuándo llegaron a casa de Nathan los recibió el señor Langford

-Adelante, pasen mi casa es su casa-

-Espero y no seamos una molestia- dijo el señor Brown

-Claro que no, dígame cómo se llama-

-Robert Brown y ella es mi esposa Grace-

-Mucho gusto yo soy Jonathan Langford-

-Luca y Nathalie Greco-

-Vamos a la sala para que se instalen por el momento ya mañana los acomodaremos- Jonathan los guió y se encontraron con Evan leyendo un libro

-Hijo, que bueno verte- ambos padres no ocultaron su preocupación y lo llenaron de preguntas

-Tranquilos estoy bien, no pasa nada- al ver a su hermanito no dudo un segundo en ir a abrazarlo

-Llévalo arriba, que se quede con Aila- Evan no quería que su hermano estuviera incómodo

-¿Seguro? se mueve mucho- Nathalie no quería incomodar a la chica

-No hay problema ella estará feliz de ver a su leoncito- tranquilizó Nathan

Llevó a Leonardo a la habitación y vio que Todos estaban apunto de dormir

-Aila te traje a una persona especial- Leonardo ya estaba despierto otra vez por algunos ruidos

-¿Quién?-

-¡¡AILA!!- el pequeño gritó al verla

-¡Mi pequeño leoncito, cuanto tiempo sin verte!-

-Va a dormir contigo, hazle un espacio- Leonardo la abrazó y ella quería levantarse pero el dolor en su abdomen la detuvo haciéndola soltar un quejido -No. Te. Levantes- Nathan decía cada palabra mientras la detenía

-¿Quién es este pequeño?- Evelyn hablaba con su voz más dulce y provocando que el pequeño se sonrojara

-No seas tímido, dile tu nombre- Aila lo animó

-Me llamo Leonardo- su vocecita hizo chillar a los presentes por la ternura que les provocaba -Y tengo así- mostró su manita con sus cinco dedos

-Yo soy Evelyn y tengo así- ella alzó sus dos manos pero no alcanzaba -Préstame tus manos por favor Aila...ahora sí ya está-

-Tienes la misma edad que mi hermano y eres muy bonita- ahora fue el turno de Evelyn para sonrojarse

-A dormir que necesitan descansar...Aila ni se te ocurra levantarte- apagó las luces para intentar dormir un poco

-¿Por qué estamos aquí?- la voz de Leonardo se escuchó en todo el silencio y Aila le explicaba la razón -No tardará mucho ¿Verdad?- Evelyn y Trevor intentaban no reír por la gran curiosidad de aquel niño que era muy inteligente -Descansen todos- dijo para caer dormido otra vez

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