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Si bien las cosas mejoraron un poco después de que JungKook dejara de consumir supresores, aquello sin duda también había traído sus consecuencias. Hasta acostumbrarse a su nueva vida siendo lo que en realidad era, un Omega, y por su propia seguridad, JungKook optó por perder cualquier contacto con alfas cercanos a él.

Cuando NamJoon, lo más cercano a un amigo que podía llegar a tener, se enteró de que el pelinegro siempre había sido un Omega le pidió algo de tiempo para procesarlo y asimilar la noticia pero ya habían pasado largos días y seguía sin tener noticias de él. Lo peor de todo era que el Alfa recibió y leyó cada uno de los últimos mensajes que el Omega le había enviado pero él jamás respondió ni siquiera a uno de ellos. JungKook comprendió lo que quiso decir con aquel silencio y se dio por vencido intentando convencerlo de que nada cambiaría a pesar de que era un Omega. Al parecer NamJoon no pensaba igual y de alguna manera le dolía muchísimo su rechazo.

¿Tan malo era ser un Omega? ¿Acaso estaba maldito por el hecho de nacer así? No fue su elección. Por este tipo de razones y muchas más odiaba tener que admitir lo que era.

Si antes había veces en las que se sentía solo, ahora era capaz de sentir la soledad más que nunca. Ya no tenía a nadie.

Con el paso de los días se sintió tan desanimado y deprimido que lo único que hacía era ir a trabajar a la cafetería durante todo el día porque no tenía otra opción, debía trabajar, y luego regresaba a su habitación exhausto y sin ganas de hacer nada productivo durante el día.

Y eso apenas era el comienzo de un caos enorme.

Su apetito disminuía cada vez más y en ocasiones tenía náuseas y acababa vomitando lo poco que comía. Le resultaba difícil estar motivado a diario y realizar las tareas del hogar se volvió su única distracción. Poco a poco empezó a darse cuenta de que su vida ya no tenía sentido y que su vida sexual estaba al borde de un precipicio. Ahora entendía lo que era la abstinencia sexual y era una completa mierda.

Habían pasado tres meses desde la última vez que tuvo contacto íntimo con un Alfa y su estado de ánimo tampoco era el mejor. Lo peor es que Kim TaeHyung continuaba llevando a betas a su casa todo el tiempo y ni siquiera usar auriculares ha sido lo suficientemente eficiente para cubrir los escandalosos gritos y gemidos de todas aquellas personas. JungKook tuvo un poco de envidia porque el desgraciado era muy activo sexualmente.

Echaba de menos eso.

Por otro lado se estaba cansando pero no podía decir nada o quejarse porque esa no era su casa. Desearía poder dejar pronto ese lugar y mudarse pero todavía no reunía el dinero necesario y con los ingresos que obtenía de su empleo en la cafetería no era suficiente asi que no tenía más opción que quedarse y soportarlo un poco más.

Una noche mientras estaba en pijamas y descalzo, listo para dormir, fue por un vaso con agua a la cocina y en el camino de regreso a su habitación la puerta de la entrada se abrió y TaeHyung entró acompañado por un chico beta que ya había visto en otras ocasiones.

JiHoon.

Un muchacho joven de lindos ojos, rubio, delgado y atractivo. Su rostro angelical sin ninguna arruga ni marca de acné, era sin duda envidiable.

—JungKook. Sigues despierto —dijo TaeHyung en cuanto lo vio.

—Sí. Vaya, hoy es sólo uno. ¿Qué le ocurre señor Kim? ¿Está perdiendo su toque?

—Muy gracioso —responde con sarcasmo y le susurra algo al beta a su lado antes de ir a la cocina.

—Tú no sabes de lo que te pierdes con ese Alfa, cariño —habló el rubio con una sonrisa repleta de malicia.

—No pedí tu opinión "cariño".

—Pobrecito, me das pena. ¿Por qué no vas a encerrarte en tu cuarto mientras yo me hago cargo de él?

—Tú no vas a darme órdenes asi que cierra tu asquerosa boca. ¿Por qué mejor no vas a chupársela a algún Alfa y te callas de una buena vez?

—Oh no te preocupes que lo haré y oirás lo mucho que TaeHyung lo disfruta. Después de todo soy su favorito.

—Eso es lo que dicen todas las perras que vienen aquí. Triste.

—Triste es no haber podido llamar su atención. Es taaaan triste que un Alfa como TaeHyung no te de ni siquiera la hora. Ni aun siendo un repugnante Omega lo consigues. Eso debe doler muchísimo.

—Para tu información yo no quiero ni necesito la atención de ese molesto Alfa.

—Sólo dices eso porque ya te rechazaron~ ¡Ups! No debí decir eso.

—Que te jodan, adiós.

JungKook dio media vuelta y se marchó por el pasillo.

¡Oh sí que lo hará y lo disfrutaré mucho!

Cerró la puerta de su cuarto con seguro y se acostó boca arriba sobre el edredón. Lágrimas comienzan a caer de sus ojos sin razón. Aunque en realidad lo que no quería era admitir que las palabras de aquel beta lo habían herido más de lo que imaginó.

Esa noche por primera vez en mucho tiempo, lloró.

Lloró por él porque aunque intentó ocultar su verdadera naturaleza jamás podria borrar el hecho de que es y siempre será un simple Omega, inservible y desechable eso es lo que todos los Alfas pensaban; lloró porque se sentía más solo que nunca, sin ningún amigo de confianza, ni familia, ni pareja, ni nadie que lo entendiera. Lloró porque nunca sería suficiente para alguien a quien pudiera llamar amor... ni siquiera para un Alfa como Kim TaeHyung.

Mientras inevitablemente oía en plena madrugada los gritos y gemidos de aquel beta que parecía que estaba siendo torturado por TaeHyung, continúa llorando en silencio y aunque fuese totalmente inútil se cubre los oidos con las manos. Un profundo relámpago de dolor atraviesa su pecho y siente a su lobo rasguñando desde adentro con desesperación intentando salir.

Al final se queda dormido en medio del llanto. El dolor seguía allí intacto, en su cabeza, en las marcas de su cuello que dejaron todos esos Alfas que ya ni siquiera recordaba, en sus ojos irritados y cansados de derramar lágrimas, en su vientre y sobre todo en su corazón.

Ojalá no hubiera nacido Omega.

Ojalá no hubiera nacido.

Pretty Omega ❀vkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora