Nos encontrábamos en una gran hacienda, una señora nos vio pasar y nos ofreció quedarnos a dormir aquí, mencionó que sus hijos ya se habían casado y nunca iban a visitarla, se sentía demasiado sola y no pudimos resistirnos a hacerle compañía.
Habíamos cenado juntos entre una gran plática, fue fácil entrar en confianza con ella y el lugar era muy cómodo, nos brindó una habitación para ambos y se fue a dormir.
En la habitación había una gran cama que íbamos a compartir y papá había dejado a sus ratitas durmiendo en un mueble cercano, un gran ventanal era la única forma de alumbrar el lugar, pues por el entraba la luz de la luna.
Acomodamos nuestras cosas a modo de irnos temprano al día siguiente y nos recostamos a dormir.
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No sabía qué hora era pero un ruido me había despertado, las ratitas estaban encima de nosotros y se veían alteradas, papá también se despertó y se levantó para tratar de investigar qué pasaba.
__: papá no me dejes sola- estaba asustada y era obvio que él también pero teníamos que ver qué pasaba.
Él camino por la habitación y no encontró nada así que volvió a la cama, pero esta vez con las mochilas, solo por si las dudas.
Nos quedamos sentados en silencio por un rato y cuando voltee a una de las esquinas de la habitación ví algo brillar.
__: papá, ahí hay algo- señale temerosa ese lugar y papá volteo asustandose también, no podíamos ver bien que era y eso daba más miedo.
De repente no se vio más aquel brillo y cuando volvió a aparecer estaba justo en la orilla de la cama, solo entonces pudimos ver a qué pertenecía aquel brillo.
Era un cuchillo.
Estaba siendo sostenido por la tan amable mujer que nos recibió en su casa.
__: AHHHHHH, ¡NOS VA A ASESINAR!- salte de la cama de un brinco y corrí sin haberme puesto aún los zapatos.
Papá: ¡ESPÉRAME, NO QUIERO QUE ME MATE!
Corríamos por todo el pasillo escaleras abajo y las ratitas también corrían haciéndonos tropezar en ocasiones, pero entre ellas traían nuestros zapatos.
Llegamos a la escalera y en un intento de bajar más rápido nos resbalamos por el barandal, gran error, nuestra futura asesina nos esperaba abajo con el cuchillo en mano.
No había forma de detenernos y solo pude extender los pies para patearla al caer.
Cayó al suelo pero el cuchillo seguía en sus manos y rápidamente se levantó, seguimos corriendo rumbo a la salida y cuando estábamos por llegar escuchamos los chillidos de las pequeñas ratitas, cuando volteamos lo vimos.
Un gran gato blanco del tamaño de un lobo, era demasiado extraño y daba mucho miedo, estaba por devorarse a las ratitas y papá corrió a ayudarlas, mientras el hacia eso intenté abrir la puerta pero en eso la mujer nos alcanzó y justo cuando iba a asesinarme, una luz se mostró por la puerta abriendo paso a la salida.
Alguien había entrado, una mujer de unos veinti-tantos años con una linterna en la mano que nos miraba confundida, señale arriba mío pero la mujer ya no estaba, tampoco el gato y yo estaba cada vez más confundida.
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Amelia: entonces, ¿cómo llegaron a la vieja hacienda?
Papá: esa mujer nos invitó a pasar, dijo que nunca recibía visitas y nos dió lastima.
__: si, mencionó que sus hijos se habían casado y nunca la visitaban.
Amelia: hay mi madre, ella siempre fue así de dramática.
__: ¿fue?- la mujer asintió.
Amelia: mamá murió hace siete años, cuando yo recién me había casado, tuvo un accidente en esta casa y murió, yo estaba fuera del pueblo y mis hermanos no tenían mucho tiempo libre, nos dimos cuánta unas tres semanas después de su muerte.
Papá: eso suena algo extraño, digo que nadie se diera cuenta.
Amelia: los vecinos mencionaron oír un grito pero mamá se la vivía gritando siempre para llamar la atención y recibir nuestras visitas.
__: ¿no es un poco cruel que no vinieran a visitarla?
Amelia: ella era una asesina, mató a papá porque la engañaba con otra mujer, se volvió a casar unas seis veces más e igual mató a todos sus maridos.
__: ella da miedo- sentí un escalofrío cuando lo mencionó, esa mujer si que era cruel.
Papá: pero ella siendo un fantasma, ¿pudo habernos matado?
Amelia: tal vez, por eso siempre que venimos prendemos varias velas esperando que no se aparezca, a partir de ahora vendré más seguido, no queremos que a alguien más le pase lo que les pasó a ustedes.
Papá: muchas gracias por su ayuda, nos iremos apenas amanezca téngalo por seguro, y también gracias por dejarnos quedar aquí el resto de la madrugada.
Amelia: no hay problema, iré a descansar, pasen buena noche.
Y se fue, dejándonos unas cuantas velas en la habitación, sin duda esa noche no pude dormir más y estoy segura de que papá tampoco.
Al día siguiente cuando salíamos de la hacienda y nos despedíamos de la señora Amelia, pude observar por una ventana del piso de arriba, justo en la habitación que habíamos dormido, a un gran gato blanco que nos miraba fijamente, pensé que era una simple ilusión pero luego limpio la ventana con una de sus patas.
Desvíe la morada y cuando nos íbamos a marchar por completo mire nuevamente, no estaba ya el gato, pero la ventana había estado empañada pero ahora en el centro había una pequeña parte recién limpiada.
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Y eso fue una parte de mi sueño la semana pasada, por poco y me asesinan en un sueño y mientras pensaba en eso me dió por querer incluir esto en una parte de la historia.
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La hija de Bruno Madrigal (Camilo Madrigal y tu)
FanfictionSoy _____ Madrigal, aunque no comparto relación sanguínea con ninguno de los Madrigal, fui adoptada por Bruno Madrigal cuando aún era una bebé, la razón, me vio en una de sus visiones, una pequeña niña abandonada cerca del pueblo, al no haber rastro...